ESTRATEGÍA DE EDUCACIÓN AMBIENTAL
PARA LA SUSTENTABILIDAD EN MÉXICO
1.
Educación ambiental para la
sustentabilidad: consideraciones conceptuales y prácticas para su futuro.
Los patrones actuales de producción y consumo
son insostenibles y han tenido como consecuencia la profundización y ampliación
de la pobreza y la destrucción de los ecosistemas. Tales patrones están ligados
al concepto convencional y predominante de desarrollo. Y, como ha señalado
Wolfgang Sachs (1993), el desarrollo es, sobre todo, una manera de pensar;
Viola (2000) añade que es un poderoso filtro intelectual de nuestra percepción
del mundo contemporáneo. No puede fácilmente identificársele con una estrategia
o programa particular. Está asociado desde la posguerra al camino universal, la
superioridad de la economía, la factibilidad mecánica del cambio, la aparición
de nuevos actores (ligados a la globalización económica) y ciertas
transformaciones (como la tecnológica), mientras se marginan a otros sujetos
sociales y se degradan otras clases de cambio.
Mundial Bruto (PMB), es decir, el valor total de
la riqueza producida por la sociedad planetaria. De esta manera se ha dado una
subordinación gradual de todos los aspectos de la vida social a las formas
dictadas por la economía del Norte (Sachs, 1993); así, frente a lo económico se
devalúan todas las demás formas de existencia social (Ilich, citado por Esteva,
2000) y se subordinan todas las manifestaciones de vida que no sean humanas.
Una conclusión que se desprende del análisis del modelo económico impulsado por
el desarrollismo es su dirección equivocada. El incremento de la productividad
como meta central del desarrollo industrial sigue siendo la aspiración, no sólo
del Norte, sino también de los gobiernos del Sur, aun cuando se reconoce que el
crecimiento en la producción material no ha logrado garantizar una distribución
justa de la riqueza generada y que es causa directa de la depredación natural.
En el informe Más allá de los límites del
crecimiento (Meadows, 1993), los investigadores reconocen que las tres
conclusiones delineadas:
v Primero, que el crecimiento de la actividad humana extractiva y
contaminante ha rebasado la capacidad de carga de muchos ecosistemas. Al
respecto, se advierte que sin reducciones significativas en los flujos de
materiales y energía, habrá en las décadas venideras una incontrolada
disminución per cápita de la producción de alimentos, el uso energético y la
producción industrial.
v Segundo, que esa disminución no es inevitable, siempre y cuando
se den: a) una revisión global de las políticas y prácticas que perpetúan el
crecimiento del consumo material y de la población; b) un incremento rápido y
drástico de la eficiencia con la que se utilizan los materiales y las energías.
v Tercero, que una sociedad sostenible es aún técnica y
económicamente posible. La transición hacia ella requiere un cuidadoso equilibrio
entre objetivos a corto y largo plazos, y un énfasis mayor en la suficiencia,
equidad y calidad de vida, que en la cantidad de la producción. Este cambio
exige más que productividad y tecnología; requiere también madurez, compasión y
sabiduría
La sustentabilidad, más allá de si se le usa
como adjetivo del desarrollo o de las sociedades (lo que por sí mismo genera
debate), puede entenderse de muy divergentes maneras. La compleja polisemia que
el término posee ha generado una evidente confusión, la cual se incrementa con
el empleo, muchas veces indiscriminado, de otros dos adjetivos: sostenible y
sostenido. Con el riesgo de simplificar excesivamente el debate, pueden
ubicarse algunos enfoques predominantes:
Ø El que entiende la sustentabilidad como “crecimiento económico
sostenido”, es decir, no dejar de crecer, no dejar de generar desarrollo en el
sentido convencional, pero con ajustes, especialmente de carácter económico y
tecnológico. Este enfoque tiene como principal problema que lleva implícita una
contradicción irresoluble: que el desarrollo crezca infinitamente en un medio
finito. En su posición más convencional la gestión de los recursos parte del
principio de salvaguardar reductos naturales. El nivel de vida es un referente
importante en esta tendencia.
Ø El que asume que los límites mostrados por la naturaleza en las
últimas décadas obligan a poner en duda la viabilidad del crecimiento económico
indefinido y, por lo tanto, exigen repensar de manera integral las formas de
aprovechamiento de los recursos naturales. Desde este enfoque, más ligado al
término sostenible (Sosa, 2001) hay una preocupación explícita por las
generaciones futuras y el cuidado a la capacidad de carga de los ecosistemas.
Basado en tecnología correctora y en la internalización de los costos
ambientales a la economía, plantea un redimensionamiento de la administración
de los recursos naturales. Acentúa la relación ambiente demografía. La calidad
de vida es un referente importante.
Ø Finalmente, está el enfoque que asume que la sustentabilidad
implica el cuestionamiento y la reconstrucción de todos los elementos (éticos,
sociales, políticos, económicos, ecológicos) que otorgan sentido a las
sociedades humanas y a su relación con su entorno natural. En su versión más
progresista, enmarcada en un pensamiento crítico y asumida sobre todo en
América Latina (Sosa, op. cit.), implica una nueva radicalidad social, en la
que la justicia social y la equidad económica son dimensiones paralelas y de
igual importancia que la ecológica. Las dimensiones humana, espiritual,
comunitaria y cultural son consideradas como ejes relevantes. Emplea un enfoque
de gestión integrada en el manejo de los ecosistemas y le otorga relevancia al concepto
de glocalidad, que implica el desarrollo dialéctico de esfuerzos en el nivel
local y en el global. Exige un reposicionamiento de la humanidad frente a la
naturaleza. Plantea un tipo de planificación ambiental al que las ideologías
teóricas, las estructuras institucionales y los paradigmas científicos
prevalecientes resultan inapropiados. La calidad de vida, con criterios no
estandarizados, es un referente importante.
Hay consenso entre los actores sociales
involucrados en el campo de la educación ambiental para la sustentabilidad de
que ésta no posee aún un cuerpo teórico consolidado. Esta debilidad puede
explicarse por varios factores:
a) la corta trayectoria de esta tendencia
educativa, que apenas tiene alrededor de 30 años
b) la muy reciente identidad y despunte de la
investigación en educación ambiental
c) la
predominancia de esfuerzos prácticos, no sólo extracurriculares, sino en muchos
casos anti-intelectuales
d) la
preponderante presencia en el surgimiento y desarrollo del campo de profesionales
de las ciencias naturales que, a pesar de sus muchos aportes brindados, no
tenían como prioridad el fortalecimiento teórico-filosófico y pedagógico de la
educación ambiental
e) la
confluencia de varias disciplinas para la construcción del campo, que genera
una tendencia hacia paradigmas complejos, cuyo establecimiento tampoco tiene la
suficiente madurez, dada su escasa tradición teórica y epistemológica.
La educación, como fundamento de la
sustentabilidad, se reafirmó en la Cumbre de Johannesburgo mediante un
compromiso plasmado en el Capítulo 36 de la Agenda 21 de la Cumbre de Río,
realizada en 1992. Tal reafirmación se plasmó al reconocerse que para acceder a
un nuevo paradigma, la educación desempeña un papel importante para reorientar nuestras
pautas de acción y contribuir a la transformación progresiva de las formas de
utilización de los recursos y de las interrelaciones personales desde criterios
de sustentabilidad ecológica y equidad social.
2.
Legislación en educación ambiental.
El derecho a un medio ambiente adecuado alcanza
su máxima expresión cuando los mecanismos para su aplicación operan, con lo
cual se hace realidad el postulado de la norma y con ello se obtienen los
beneficios de sus fines. Sin embargo, garantizar el derecho a un ambiente sano,
que impulse las posibilidades de desarrollo social y realización individual, no
es tarea fácil, ya que no basta con la estructura normativa e institucional,
elementos que emanan directamente de aspectos jurídicos.
En el país existe una tendencia histórica a
ubicar a la educación ambiental, principalmente, dentro del sector ambiental;
es decir, la mayor parte de las referencias legales sobre EA se encuentran en
la LEGEEPA, y en menor proporción en la Ley General de Educación. En este marco
resulta lógico que el proceso de institucionalización de este campo se iniciara
con la creación, en 1983, de la Dirección de Educación Ambiental de la Sedue, a
partir de la cual se ha desenvuelto como un campo emergente muy influenciado
por la educación no formal. En consecuencia, el sistema educativo nacional se
ha sentido débilmente interpelado para incorporar la EA en la curricular de los
distintos niveles educativos.
Los Estados Unidos Mexicanos; así mismo, se
reformó la fracción XX del artí- culo 15 y el artículo 39 de la LGEEPA. La
reforma tuvo como finalidad reforzar la presencia de la educación ambiental en
la ley, para contribuir a crear un nuevo sistema de valores, el conocimiento de
nuestro medio ambiente y la conciencia y el respeto del modo como interactuamos
con los demás elementos de la naturaleza.
Para que el marco jurídico pueda promover la
educación ambiental y fundamentar la sustentabilidad se requiere una revisión
conceptual que permita determinar claramente el objeto a regular y la finalidad
que se persigue. Esta tarea no es fácil debido a que existen tantos conceptos
de educación ambiental como leyes relacionadas con ella. Por ello, a
continuación, de manera muy breve, se presenta una revisión de algunas ideas
consideradas claves para la legislación en educación ambiental para la
sustentabilidad.
Aspectos importantes a considerar en la
Estrategia de Educación Ambiental para la Sustentabilidad en México para el
fortalecimiento del marco legal son:
A)
Los principios constitucionales
B)
Los principios contenidos en los
compromisos internacionales asumidos por México
La
educación ambiental para la sustentabilidad, pensada en el marco de los
términos de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, debe
considerar la distribución de las competencias que en materia de educación y de
desarrollo sustentable corresponden a la Federación, los estados, el Distrito
Federal y los municipios, lo cual que implica:
v Garantizar a todo individuo la educación ambiental para la
sustentabilidad, conforme al artículo 2º; y también a los pueblos y comunidades
indígenas, con el fin de conservar y mejorar el hábitat y preservar la
integridad de sus tierras
v Garantizar que la EAS, a través de sus diferentes modalidades,
contribuya al desarrollo sustentable por medio de procesos de información,
comunicación, capacitación y la participación organizada de las personas, para
llevar a cabo las acciones relativas a la protección del ambiente, la
conservación y restauración de los ecosistemas, así como en la prevención y
combate contra la contaminación, en forma individual o colectiva.
v Formular, establecer y aplicar la Política Nacional de Educación
Ambiental para la Sustentabilidad y sus instrumentos, de manera que sean
compatibles con la protección, preservación, restauración y aprovechamiento
sustentable de la biodiversidad y los ecosistemas, con criterios de democracia,
equidad y justicia social
v Establecer los mecanismos y procedimientos de coordinación,
inducción y concertación entre autoridades, entre éstas y los sectores social y
privado, así como con personas y grupos sociales, en materia de EAS
v Fortalecer y promover la investigación educativa y el desarrollo
científico, así como la innovación tecnológica, en materia ambiental
v Regular la comunicación educativa para la sustentabilidad, la
difusión y divulgación de información de contenidos ambientales en apoyo a los
programas previstos.
3.
Educación básica.
La Secretaría de Educación Pública (SEP) se
propuso desde la década de los años 70 como una de sus metas prioritarias el
fortalecimiento de diversas acciones trascendentales para promover la
apreciación, el conocimiento y la conservación del ambiente, tanto en la
educación básica (preescolar, primaria y secundaria), como en los programas de
formación inicial y permanente de los docentes, iniciados con la reforma
educativa de 1993. Lo anterior ha tenido continuidad y en el Plan Nacional de
Educación 2001-2006 se establece, dada la situación ambiental y los retos que
ella implica, una línea de acción orientada a “fortalecer la educación
ambiental en el currículo de la educación básica, reconociendo su valor en la
formación de individuos que responsablemente apoyen el desarrollo sustentable”
Establecimiento de un convenio de colaboración
con la anterior Secretaría de Medio Ambiente, Recursos Naturales y Pesca
(Semarnap) para impulsar programas de educación ambiental y de aprovechamiento
sustentable de los recursos naturales en las escuelas de educación básica.
Resultado de éste se elaboraron materiales de apoyo para el docente y se contó
con la asesoría de expertos de educación ambiental de esta secretaría en la
elaboración de los libros de texto gratuitos. Este convenio se refrendó en la
actual administración, con la firma de las Bases de Coordinación SEP-Semarnat.
Revisión y actualización de los contenidos de
educación ambiental y para el desarrollo sustentable en el currículo de
educación básica. Actualmente los docentes que laboran en los tres niveles
educativos cuentan con los siguientes apoyos:
PREESCOLAR: Material para
actividades y juegos educativos y Guía para madres y padres. El primero
contiene actividades, como la clasificación de hojas de plantas, la observación
de animales y plantas de diversos paisajes de México, la descripción de cambios
en la naturaleza (fases de la luna y estaciones del año) y el conocimiento de
algunas características del ciclo de vida de ciertos animales. La guía, por
otra parte, incluye orientaciones para el uso apropiado del material en el
ámbito familiar. El nuevo plan y programa de educación preescolar (2004) ha
reforzado los contenidos ambientales y se espera que la SEP elabore materiales
didácticos para los alumnos y docentes.
PRIMARIA: Plan y programas de las
asignaturas, libros de texto gratuitos para los alumnos y libros para el maestro
correspondientes a los seis grados escolares (a excepción del libro para el
maestro de segundo grado).
El plan y programas, entre sus propósitos
esenciales, indica que los alumnos:
a) Adquieran
conocimientos fundamentales para comprender los fenómenos naturales, en
particular los relacionados con la preservación de la salud, la protección del
ambiente y el uso racional de los recursos naturales
b) Perciban el ambiente como un patrimonio
colectivo formado por elementos que se degradan o reducen por el uso
irreflexivo y descuidado
c) Comprendan que el progreso material es
compatible con el uso racional de los ecosistemas y del ambiente, pero con
procesos de prevención y corrección de los efectos destructivos de la actividad
humana
d) reflexionen acerca de la importancia de las
conductas individuales y la organización de los grupos sociales en la
protección ambiental
SECUNDARIA: Este nivel
educativo cuenta con un plan y programas, así como con libros de texto y para
el maestro de las diversas asignaturas, en los que la estrategia de educación
ambiental se concentra en las materias de biología, de primero y segundo
grados, y de formación cívica y ética en los tres grados. Dos asignaturas que
relacionan algunos de sus contenidos con temas ambientales son geografía y
química.
Los principales contenidos ambientales en la
asignatura de biología son: características de los ecosistemas, pérdida de la
biodiversidad, conservación ambiental, consecuencias de la actividad humana,
acciones para prevenir problemas ambientales y responsabilidad de los
estudiantes hacia la vida. En todos ellos se pretende que el alumno reflexione
y plantee soluciones, de acuerdo con su contexto, desarrollo y posibilidades.
Por otro lado, la SEP ha seleccionado,
coeditado, diseñado y producido materiales audiovisuales e impresos
relacionados con la educación ambiental que pueden ser consultados en cualquier
centro de maestros. Otros materiales educativos que, además de apoyar el
trabajo de los profesores y fortalecer el estudio de estos contenidos,
contribuyen a que el aprendizaje se torne más atractivo e interesante, lo
constituyen los títulos de la colección Libros del Rincón. Esta colección se ha
ampliado de manera significativa con las bibliotecas de aula, cuya primera
distribución se realizó en 2003.
4.
Educación media superior.
La incorporación de la educación ambiental para
la sustentabilidad en los planes y programas de estudio ha sido un proceso
gradual que se relaciona con tres ámbitos principalmente: legislativo,
administrativo y de planeación, a partir de los cuales puede plantearse la
política ambiental en México.
El proceso y los mecanismos de incorporación de
la educación ambiental en las instituciones educativas del nivel medio superior
en nuestro país, durante el decenio 1988-1998, constituyen un referente
concreto para realizar un balance de los avances de la educación ambiental en
este nivel. Durante este lapso se llevaron a cabo en el citado ámbito escolar
numerosas actividades de carácter curricular y extracurricular orientadas a
proporcionar soporte a las diferentes estrategias definidas para fortalecer la
educación ambiental, entre estas acciones destacan:
a) Programas de formación docente, dirigidos a
los profesores encargados de los programas de estudio de las diferentes
asignaturas relacionadas con la temática ambiental.
b) Cursos de formación sobre los modelos
pedagógicos y las teorías psicológicas compatibles con los presupuestos
metodológicos de la educación ambiental.
c) Investigaciones para evaluar la calidad de la
práctica educativa en el marco de los objetivos de la educación ambiental.
d) El análisis de los resultados de los
programas de profesionalización docente.
e) La elaboración de materiales didácticos
relacionados con las necesidades de los planes y programas de estudio.
f) La producción de bibliografía relacionada con
la temática ambiental desde un punto de vista integral.
g) El diseño de programas y acciones
extracurriculares, para educativas o de extensión universitaria destinadas a
mejorar el entorno ambiental comunitario.
h) Cursos de capacitación sobre gestión
ambiental y acceso a la información.
Pero, con una visión más general, tomando en
cuenta la experiencia de los sistemas
educativos de otros países e intentando
referirlos a modelos concretos que se observan en el nivel medio superior en
nuestro país, parece más completo, y quizá claro, distinguir cinco formas de
integración de la educación ambiental para la sustentabilidad en el sistema
educativo:
1. Tratamiento disciplinar. La EA como
disciplina específica.
2. Tratamiento multidisciplinar. Aspectos
medioambientales incorporados aisladamente en diversas materias (generalmente
las ciencias naturales), más o menos coordinadas.
3. Tratamiento interdisciplinar. La EA presente
en todas las disciplinas, que la atienden desde sus propios esquemas
conceptuales y metodológicos.
4.
Tratamiento transdisciplinar. La EA impregna todo el currículo de las distintas
etapas, desde los objetivos hasta los contenidos, en el contexto del paradigma
ambiental.
5. Tratamiento mixto. En alguno de los
anteriores modelos se refuerza el currículo de EA, mediante alguna asignatura,
generalmente optativa
5.
Educación superior.
La educación ambiental para la sustentabilidad,
como orientadora del quehacer educativo, en la perspectiva de una nueva cultura
en distintos ámbitos de la sociedad, adquiere un doble significado en el
contexto de la educación superior. En un sentido restringido, alude a la tarea
de enseñanza, esto es, a los procesos de formación ambiental2 realizados en los
diferentes niveles, modalidades y áreas profesionales del sistema, pero en un
sentido amplio, incluye además lo relativo a la tarea de investigación, o sea,
a los procesos de generación de conocimientos en sus distintos alcances
(básico, aplicado y de desarrollo e innovación tecnológica) en las distintas áreas
y ramas del saber. De igual manera, se incluyen las tareas de divulgación,
difusión y extensión de la cultura. En este documento partimos de la
perspectiva de la educación ambiental para la sustentabilidad en un sentido
amplio, a fin de abordar las diferentes y múltiples aristas constitutivas de
las instituciones de educación superior (IES).
El sistema de educación superior incluye
universidades, universidades públicas autónomas, universidades tecnológicas,
universidades politécnicas, institutos tecnológicos, instituciones de
investigación y posgrado, escuelas para la formación de maestros (normales),
así como las escuelas superiores del ejército y la marina. Ofrecen los niveles
de estudios de técnico superior universitario, profesional asociado, licenciatura,
especialidad, maestría y doctorado y varias instituciones ofrecen también el
nivel medio superior. Si bien las escuelas normales se reconocen como parte del
nivel superior, éstas siguen asociadas fundamentalmente al subsistema de
educación básica, relacionándose limitadamente con la educación superior.
El sistema se encuentra organizado en seis
subsistemas (ANUIES, 2000):
1)
Subsistema de Universidades
Públicas. Conformado por 45 instituciones de carácter federal y estatal, en su
mayoría autónomas. Estas instituciones atienden a 52 por ciento del total
nacional de licenciatura y a 48 por ciento de posgrado, y es donde se realiza
al menos la mitad de la investigación nacional.
2)
Subsistema de Educación Tecnológica.
Está conformado por 104 institutos tecnológicos federales y 105 estatales y
seis centros especializados en investigación y desarrollo tecnológico (De la
Peña, 2005). Éstos atienden a 19 por ciento de estudiantes de licenciatura y a
ocho por ciento de posgrado. Entre las universidades públicas y los institutos
tecnológicos se atienden casi a 80 por ciento de la matrícula escolar y más de
la mitad del posgrado en el ámbito nacional, por lo que se considera a este
segmento de instituciones el más importante dentro del gran conglomerado de la
educación superior.
3)
Subsistema de universidades
tecnológicas. Es una modalidad de reciente aparición (1991) que ha presentado
un crecimiento acelerado; al año 2000 cuenta con 38 instituciones en toda la
República y atiende a uno por ciento de la matrícula.
4)
Subsistema de Educación Normal.
Donde prioritariamente se forman a los profesores para el nivel de educación
básica (preescolar, primaria y secundaria). Está integrada por 357
instituciones, entre públicas (220) y privadas (137), y atiende a 11.5 por
ciento de la matrícula nacional de licenciatura.
5)
Subsistema de otras instituciones
públicas, en donde se agrupan 67 instituciones que dependen del gobierno
federal.
6)
Subsistema de Instituciones
Privadas. Formado por 976 instituciones, 306 universidades, 256 institutos y
434 centros, escuelas y otras modalidades. Atiende a 27.6 por ciento de la
matrícula en licenciatura y 36.5 del posgrado (ANUIES, 2000 y SEP, 2004).
6.
Investigación en educación
ambiental.
En nuestro país, a pesar de su crecimiento, la
investigación en educación ambiental (IEA) presenta diversos problemas y
rezagos, como procesos de producción no delimitados, trastrocamiento entre la
práctica y la investigación, difusión limitada de los resultados y productos,
falta de reconocimiento social, inexistencia de una estrategia de formación que
acredite a los investigadores de este campo, en el marco de un amplio debate
respecto de su necesidad, pertinencia, identidad, perspectivas, objetivos, metodologías,
entre otros. Sin embargo, los logros alcanzados se han constituido como un
elemento central para la consolidación del campo de la educación ambiental. Si
bien el camino de la IEA ha sido largo, hoy día se reconocen avances notables,
por lo que su inclusión en la Estrategia de educación ambiental para la
sustentabilidad resulta relevante.
La noción de investigación dominante es la que se
liga al “conocimiento científico”, es decir, asociada con el uso del “método
científico”. Noción que se generó en el ámbito de la ciencia biofísica de tipo
positivista. Sin embargo, este concepto se ha generalizado inadecuadamente a
toda actividad científica. En la investigación social existen otros paradigmas
reconocidos que se distancian de esta concepción, como el interpretativo y el
crítico.
Los avances en la investigación registrados
desde 1992 a la fecha se reflejan en cinco estados de conocimiento. Uno de
ellos da cuenta de ciertas bases para continuar con la consolidación del campo,
pues se refiere a la identificación y análisis del tipo de investigaciones y
publicaciones, así como el contexto institucional de la producción; analiza
también los temas investigados, las concepciones y las metodologías empleadas y
su evolución; la relación con los problemas educativos del país, y el impacto
de las investigaciones en la educación nacional.
7.
Educación ambiental no formal
urbana.
La educación ambiental no formal urbana,
constituye una de las modalidades de este campo pedagógico que ha tenido un
mayor crecimiento en los últimos años, lo cual es resultado de diversos
factores, entre los que destacan:
ü El aumento de los problemas ambientales en las zonas urbanas
ü Un mayor acceso a la información en los medios de comunicación,
que atienden preferentemente los problemas urbanos, salvo en casos de
contingencia ambiental
ü El aumento del interés y la participación social en materia
ambiental
ü El fortalecimiento de las capacidades de los gobiernos de las
ciudades para la gestión ambiental en general, y en particular para la
educación ambiental
ü El aumento de la infraestructura para la educación ambiental no
formal
ü El establecimiento de programas de educación ambiental
impulsados por los tres niveles de gobierno, instituciones académicas,
organizaciones civiles e individuos
ü El desarrollo de programas de formación de educadores ambientales
ü La incorporación de la dimensión ambiental en la curricular de
los distintos niveles de escolaridad, lo cual demanda más servicios educativos
no formales para el complemento de su labor.
Se carece de un
inventario completo de programas y proyectos de educación ambiental no formal
del país. Si bien el conocimiento sobre este ámbito es mayor, en comparación
con lo que sucede en el medio rural.
La continuidad de
los proyectos, la evaluación y la sistematización de las experiencias son las
principales debilidades de esta modalidad educativa. Aunque hay que reconocer
que las aportaciones de la educación ambiental no formal han sido con
frecuencia de mayor valor innovador que las planteadas en la educación
escolarizada, inmersa en las limitaciones del sistema educativo nacional.
8.
Educación ambiental no formal
rural.
La EANFMR es una modalidad que comprende todos
los esfuerzos sistemáticos de sensibilización, formación y capacitación
ambiental relacionados con las actividades de los habitantes rurales en sus
espacios cotidianos. De manera complementaria, la EANFMR incluye los programas
que tienen como fin educar ambientalmente a la población, escolar y no escolar,
para el cuidado de la naturaleza, conviviendo con ella en experiencias educativas.
En ese sentido, la EANFMR comprende los planes, programas y proyectos que se
realizan en centros culturales ambientales.
Desde hace al menos dos décadas el medio rural
presenta una situación contradictoria desde la perspectiva ambiental. Por una
parte es objeto de atención de un número creciente de grupos preocupados por la
destrucción de sus ambientes a causa de la permanente sobrexplotación y
contaminación a las que han sido sometidos. Pero por otro lado, las áreas
rurales atraviesan una grave crisis de identidad en términos del papel que
desempeñan ahora y en el futuro en el desarrollo del país.
La pobreza, la mala calidad de la educación, el
estancamiento de la democracia están aún presentes en amplias regiones del país
y, sin duda, tienen una relación directa con la afectación de los recursos
naturales. Los desventajosos acuerdos comerciales y los bajos apoyos destinados
por el gobierno a los pequeños productores, se han conjugado para propiciar el
actual estancamiento económico y el despoblamiento acelerado del campo.
9.
Divulgación de la ciencia, comunicación,
periodismo ambientales.
Se reconoce que la educación ambiental tiene un
carácter interdisciplinario e integrador que permite comprender las complejas
relaciones entre las sociedades y los sistemas naturales. Para ello los
conocimientos generados desde ciencias como la ecología tienen mucho que
aportar a la construcción de visiones más complejas sobre la dependencia de las
sociedades humanas a los bienes y servicios brindados por los ecosistemas. Una
relación más estrecha entre la educación ambiental y la ecología ayudaría a los
grupos humanos a tomar decisiones con respecto al uso de sus territorios,
considerando el entendimiento sobre la historia evolutiva de los terrenos, y
sobre la estructura y funcionamiento de los sistemas ecológicos, factores que
al ignorarse han contribuido al deterioro ambiental en muchas regiones del
mundo.
Como actividad humana, la ciencia siempre ha
tenido como objetivo central la construcción de conocimientos útiles para la
sociedad. La búsqueda de explicaciones sobre el universo se basa en el interés
de brindar elementos a las sociedades para una comprensión más amplia de
nuestra presencia en él, además de brindar información práctica para nuestra
sobrevivencia cotidiana en este planeta. Conocer los sistemas naturales, de los
cuales depende nuestra existencia, ha sido una necesidad continua de los grupos
humanos. El origen de las ciencias como la ecología no es sino la continuidad
de los esfuerzos humanos por entender la presencia de las muchas otras especies
habitando el planeta y del complejo funcionamiento de los sistemas naturales.
10.
Misión, visión y objetivos estratégicos.
MISIÓN
Desarrollar políticas públicas en materia de educación ambiental
para la sustentabilidad, tanto en el plano nacional como local, que favorezcan
la construcción de una cultura ambiental, el incremento en la calidad de vida
de la población, el fortalecimiento de la ciudadanía y de las múltiples
identidades culturales del país, y la protección de los ecosistemas y su
biodiversidad.
VALORES
La
misión tiene sentido en el marco de una ética ambiental que considera un
repertorio de valores humanos, entre los que destacan los siguientes, sin
menoscabo de otros que aporten a la sustentabilidad:
v Respeto a la vida en todas sus manifestaciones, especies y
ciclos naturales.
v Equidad y solidaridad (justicia social y económica,
corresponsabilidad, compromiso con los pobres).
v Respeto a la diversidad humana
(tolerancia a las diferencias, colaboración, observancia de los derechos
humanos).
La educación ambiental para la sustentabilidad
es una política pública, construida con amplia participación social, en los
ámbitos de gobierno federal, estatal y municipal, que se manifiesta de manera
transversal en los quehaceres sociales y es un elemento estratégico en el Plan
Nacional de Desarrollo, en el Programa Nacional de Educación y en el de Medio
Ambiente, así como en los programas sectoriales nacionales y estatales, en
especial los de medio ambiente, educación y desarrollo.
OBJETIVOS ESTRATÉGICOS
Se consideran los siguientes objetivos
estratégicos, los cuales tienen su sentido en la misión y procuran, por lo
tanto, contribuir a su cumplimiento:
1. Consolidar la educación ambiental para la
sustentabilidad como una política pública fundamentada en una legislación,
tanto específica, como transversal, a otros campos relacionados; en una
institucionalidad sólida, gubernamental y civil; y en recursos financieros
significativos para la realización de programas y proyectos relevantes que
tengan como fin la construcción de una cultura ambiental en el país.
2. Conformar una amplia oferta de formación
ambiental que permita al país y a sus distintas regiones contar con docentes,
educadores y promotores ambientales y recursos humanos estratégicos y
operativos, profesionalizados, capaces de responder a las demandas que en
materia de EAS plantee la construcción de la sustentabilidad y de una
ciudadanía crítica, propositiva y activa en los ámbitos nacional, estatal,
municipal y local.
3. Contar con marcos jurídicos e instituciones
nacionales, regionales y locales responsables del desarrollo de la educación
ambiental para la sustentabilidad, y con mecanismos de concertación,
coordinación y cooperación interinstitucionales e intersectoriales capaces de
operar las políticas públicas definidas en este campo educativo.
4. Consolidar el campo de conocimiento en
materia de EAS a través de programas de sistematización y evaluación de las
prácticas, de impulso a las innovaciones educativas, de formación de
investigadores, de mecanismos de articulación, comunicación, difusión e
intercambio de experiencias entre los educadores y promotores ambientales.
11.
Análisis de las fortalezas, oportunidades,
debilidades y amenazas de la educación ambiental para la sustentabilidad.
Cabe destacar al respecto que las ideas
contenidas en este análisis se han organizado, con las limitaciones que esto
implica, en función de los asuntos estratégicos definidos como ejes para esta
Estrategia. Los documentos revisados, los foros de consulta y las opiniones de
los expertos señalan, obviamente, otras muchas fortalezas, oportunidades,
debilidades y amenazas en el campo de la educación ambiental para la
sustentabilidad, pero aquí se han incluido solamente aquellas que abonan de
manera directa a darle contexto a las propuestas que componen las líneas de
acción, las metas y las acciones cruciales, elementos que se incluyen en el
siguiente capítulo.
FORTALEZAS
El incremento, en las últimas décadas, en la
visibilidad y el reconocimiento social de la EAS. La intención de la comunidad
de educadores y comunicadores ambientales por generar una política nacional de
EAS. El sostenido crecimiento teórico y práctico del campo en el país. La
experiencia acumulada en las campañas nacionales y locales a favor del
ambiente. La existencia de instancias civiles y gubernamentales y de centros de
educación y cultura ambiental, que han venido enriqueciendo la EAS. El
desarrollo de experiencias de EAS vinculadas con el manejo de áreas naturales
protegidas. La realización de relevantes reuniones de carácter nacional e
internacional vinculadas a la EA y a la sustentabilidad
OPORTUNIDADES
El establecimiento del Decenio de las Naciones
Unidas para la Educación con miras al Desarrollo Sustentable; la realización de
eventos internacionales y la firma del Compromiso Nacional por la Década de la
Educación para el Desarrollo Sustentable, lo cual apuntala a la EAS. La
inclusión (aunque insuficiente) que la Ley de Educación y la Ley General del
Equilibrio Ecológico y Protección al Ambiente otorgan a la EAS. El Plan
Nacional de Educación 2001-2006 establece el fortalecimiento de la EAS. La
necesidad nacional por encontrar fórmulas de innovación metodológica y
pedagógica. El incremento en la preocupación social por el tema de deterioro
ambiental en el país. La inclusión de la dimensión ambiental en las plataformas
de los partidos políticos. La preocupación de distintos actores sociales, entre
ellos las Instituciones de Educación Superior (IES), por generar modelos de
comunidades sustentables.
DEBILIDADES
En el contexto de las políticas educativas
nacionales, la EAS no es un campo prioritario. Insuficientes acuerdos
nacionales y locales que fortalezcan la EAS. Débil visión a largo plazo para el
desarrollo del campo de la EAS. Frágiles vínculos entre los programas de
educación ambiental y las necesidades más urgentes de los sectores más pobres
del país. Orientaciones teóricas erróneas, sesgos discursivos, y proliferación
de mensajes simplistas separados de prácticas o procesos formativos. Carencia
de un inventario analítico completo y actualizado de las experiencias de EA en
el país. La visión superficial, acrítica, apolítica y atrapada en el conservacionismo
que aparece con frecuencia en el desarrollo de experiencias de EAS. Es decir,
la limitada incorporación de temas que impliquen el combate de la pobreza y el
desarrollo social y económico, en algunos de los proyectos de educación
ambiental
AMENAZAS
La permanencia de débiles propuestas políticas y
económicas que permitan la incorporación de criterios de sustentabilidad para
lograr la transformación del modelo de desarrollo predominante. La persistencia
de una visión asistencialista de los programas de combate a la pobreza y de una
visión economicista del desarrollo, que impiden el establecimiento de programas
y proyectos que impulsen el desarrollo humano sustentable. Arraigo de los
valores sociales y culturales contrarios a la sustentabilidad. Permanencia de la
propensión a reducir lo ambiental a lo ecológico. La profundización de la
inequidad en la relación ciudad-campo, la cual continúa impidiendo la
construcción de modelos de desarrollo regionales sustentables que atiendan las
necesidades de ambos espacios. Predomino de los intereses económicos
mercantilistas y trasnacionales frente a los intereses ambientales de beneficio
local.
12.
Planeación estratégica: asuntos estratégicos,
líneas de acción, metas y acciones cruciales.
En función del diagnóstico realizado, de la
misión, de la visión y del análisis FODA, se definieron cuatro asuntos
estratégicos, es decir, asuntos que inciden en todas las modalidades de
educación y comunicación ambiental que se abordan en los capítulos de
diagnóstico de la EAS y que requieren una atención prioritaria para que el
campo de la EAS no pierda las posiciones ganadas, entre en decadencia o se haga
irrelevante en el conjunto de los esfuerzos educativos y en el proceso de
construcción de la sustentabilidad en el país.
EJEMPLO DE UNA PLANEACIÓN:
13.
Operación de la estrategia de educación
ambiental para la sustentabilidad en México.
Para el establecimiento y consecución de la
misión, los objetivos y las metas de la Estrategia de educación ambiental para
la sustentabilidad en México es necesario considerar algunos puntos de partida
que establecen los acuerdos básicos de operación, derivados del proceso de
consulta a la comunidad de educadores ambientales en el país.
La instrumentación de la Estrategia de educación
ambiental para la sustentabilidad en México debe considerarse dentro de las
siguientes condiciones marco:
1. El impulso de la EAS como una política
pública involucra y convoca a todos los sectores del país, por lo que tal
política nacional debe interiorizarse en todas las instituciones
gubernamentales e interpelar a todos los sectores sociales.
2. La instrumentación de la Estrategia reconoce
la madurez y la capacidad de autogestión de la comunidad de las y los
educadores ambientales del país, por lo que se invita a asumir una actitud de
corresponsabilidad entre gobierno y sociedad.
3. Uno de los planteamientos centrales de la
Estrategia es que su operación no esté ceñida a un solo órgano o institución,
pues lo que se persigue es una abierta cooperación y coordinación social para
contribuir a la consolidación del campo, en tal el sentido no caben exclusivos
protagonismos gubernamentales o civiles.
4. La ejecución de la Estrategia implica el
fortalecimiento de los actores sociales que realizan acciones de educación
ambiental para la sustentabilidad, en tal sentido resultaría muy importante la
creación de una instancia nacional con capacidad técnica y política que
convoque y oriente a dichos actores para el diseño y puesta en práctica de las
políticas públicas y los asuntos estratégicos prioritarios para la EAS en el
país, en el marco del Decenio de las Naciones Unidas para la Educación con
miras al Desarrollo Sostenible.
5. Las principales instituciones gubernamentales
involucradas en la ejecución de esta Estrategia son la Secretaría de Medio
Ambiente y Recursos Naturales, así como la Secretaría de Educación Pública,
mismas que Estrategia de Educación Ambiental 235 deben elevar el nivel de
importancia institucional de la EAS y trabajar en un marco de fortalecimiento
intersecretarial en constante diálogo con los distintos sectores.
6. La armonización y regulación jurídica
nacional, sin dejar de considerar las especificidades fronterizas, juegan un
papel determinante para la consecución de los objetivos de vinculación
interinstitucional e intersectorial, así como en el desarrollo y consolidación
del campo de la EAS.
7. Las políticas de financiamiento deben darse,
tanto en el marco de voluntades asociadas entre los diferentes actores
sociales, como en las líneas establecidas por las políticas públicas en materia
de EAS, ya sean las fuentes de recursos nacionales o internacionales.
8. La
instrumentación de la Estrategia de educación ambiental para la sustentabilidad
en México se considera un continuo en permanente revisión, con periodos de tres
años para su evaluación y seguimiento, considerando para ello una amplia
participación social.
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