miércoles, 10 de junio de 2015

ESTRATEGÍA  DE  EDUCACIÓN  AMBIENTAL  PARA  LA  SUSTENTABILIDAD  EN  MÉXICO


1.   Educación ambiental para la sustentabilidad: consideraciones conceptuales y prácticas para su futuro.

Los patrones actuales de producción y consumo son insostenibles y han tenido como consecuencia la profundización y ampliación de la pobreza y la destrucción de los ecosistemas. Tales patrones están ligados al concepto convencional y predominante de desarrollo. Y, como ha señalado Wolfgang Sachs (1993), el desarrollo es, sobre todo, una manera de pensar; Viola (2000) añade que es un poderoso filtro intelectual de nuestra percepción del mundo contemporáneo. No puede fácilmente identificársele con una estrategia o programa particular. Está asociado desde la posguerra al camino universal, la superioridad de la economía, la factibilidad mecánica del cambio, la aparición de nuevos actores (ligados a la globalización económica) y ciertas transformaciones (como la tecnológica), mientras se marginan a otros sujetos sociales y se degradan otras clases de cambio.
Mundial Bruto (PMB), es decir, el valor total de la riqueza producida por la sociedad planetaria. De esta manera se ha dado una subordinación gradual de todos los aspectos de la vida social a las formas dictadas por la economía del Norte (Sachs, 1993); así, frente a lo económico se devalúan todas las demás formas de existencia social (Ilich, citado por Esteva, 2000) y se subordinan todas las manifestaciones de vida que no sean humanas. Una conclusión que se desprende del análisis del modelo económico impulsado por el desarrollismo es su dirección equivocada. El incremento de la productividad como meta central del desarrollo industrial sigue siendo la aspiración, no sólo del Norte, sino también de los gobiernos del Sur, aun cuando se reconoce que el crecimiento en la producción material no ha logrado garantizar una distribución justa de la riqueza generada y que es causa directa de la depredación natural.

En el informe Más allá de los límites del crecimiento (Meadows, 1993), los investigadores reconocen que las tres conclusiones delineadas:
  v  Primero, que el crecimiento de la actividad humana extractiva y contaminante ha rebasado la capacidad de carga de muchos ecosistemas. Al respecto, se advierte que sin reducciones significativas en los flujos de materiales y energía, habrá en las décadas venideras una incontrolada disminución per cápita de la producción de alimentos, el uso energético y la producción industrial.
  v  Segundo, que esa disminución no es inevitable, siempre y cuando se den: a) una revisión global de las políticas y prácticas que perpetúan el crecimiento del consumo material y de la población; b) un incremento rápido y drástico de la eficiencia con la que se utilizan los materiales y las energías.  
  v  Tercero, que una sociedad sostenible es aún técnica y económicamente posible. La transición hacia ella requiere un cuidadoso equilibrio entre objetivos a corto y largo plazos, y un énfasis mayor en la suficiencia, equidad y calidad de vida, que en la cantidad de la producción. Este cambio exige más que productividad y tecnología; requiere también madurez, compasión y sabiduría

La sustentabilidad, más allá de si se le usa como adjetivo del desarrollo o de las sociedades (lo que por sí mismo genera debate), puede entenderse de muy divergentes maneras. La compleja polisemia que el término posee ha generado una evidente confusión, la cual se incrementa con el empleo, muchas veces indiscriminado, de otros dos adjetivos: sostenible y sostenido. Con el riesgo de simplificar excesivamente el debate, pueden ubicarse algunos enfoques predominantes:

  Ø  El que entiende la sustentabilidad como “crecimiento económico sostenido”, es decir, no dejar de crecer, no dejar de generar desarrollo en el sentido convencional, pero con ajustes, especialmente de carácter económico y tecnológico. Este enfoque tiene como principal problema que lleva implícita una contradicción irresoluble: que el desarrollo crezca infinitamente en un medio finito. En su posición más convencional la gestión de los recursos parte del principio de salvaguardar reductos naturales. El nivel de vida es un referente importante en esta tendencia.
  Ø  El que asume que los límites mostrados por la naturaleza en las últimas décadas obligan a poner en duda la viabilidad del crecimiento económico indefinido y, por lo tanto, exigen repensar de manera integral las formas de aprovechamiento de los recursos naturales. Desde este enfoque, más ligado al término sostenible (Sosa, 2001) hay una preocupación explícita por las generaciones futuras y el cuidado a la capacidad de carga de los ecosistemas. Basado en tecnología correctora y en la internalización de los costos ambientales a la economía, plantea un redimensionamiento de la administración de los recursos naturales. Acentúa la relación ambiente demografía. La calidad de vida es un referente importante.
  Ø  Finalmente, está el enfoque que asume que la sustentabilidad implica el cuestionamiento y la reconstrucción de todos los elementos (éticos, sociales, políticos, económicos, ecológicos) que otorgan sentido a las sociedades humanas y a su relación con su entorno natural. En su versión más progresista, enmarcada en un pensamiento crítico y asumida sobre todo en América Latina (Sosa, op. cit.), implica una nueva radicalidad social, en la que la justicia social y la equidad económica son dimensiones paralelas y de igual importancia que la ecológica. Las dimensiones humana, espiritual, comunitaria y cultural son consideradas como ejes relevantes. Emplea un enfoque de gestión integrada en el manejo de los ecosistemas y le otorga relevancia al concepto de glocalidad, que implica el desarrollo dialéctico de esfuerzos en el nivel local y en el global. Exige un reposicionamiento de la humanidad frente a la naturaleza. Plantea un tipo de planificación ambiental al que las ideologías teóricas, las estructuras institucionales y los paradigmas científicos prevalecientes resultan inapropiados. La calidad de vida, con criterios no estandarizados, es un referente importante.

Hay consenso entre los actores sociales involucrados en el campo de la educación ambiental para la sustentabilidad de que ésta no posee aún un cuerpo teórico consolidado. Esta debilidad puede explicarse por varios factores:

a) la corta trayectoria de esta tendencia educativa, que apenas tiene alrededor de 30 años
b) la muy reciente identidad y despunte de la investigación en educación ambiental
 c) la predominancia de esfuerzos prácticos, no sólo extracurriculares, sino en muchos casos anti-intelectuales
 d) la preponderante presencia en el surgimiento y desarrollo del campo de profesionales de las ciencias naturales que, a pesar de sus muchos aportes brindados, no tenían como prioridad el fortalecimiento teórico-filosófico y pedagógico de la educación ambiental
 e) la confluencia de varias disciplinas para la construcción del campo, que genera una tendencia hacia paradigmas complejos, cuyo establecimiento tampoco tiene la suficiente madurez, dada su escasa tradición teórica y epistemológica.

La educación, como fundamento de la sustentabilidad, se reafirmó en la Cumbre de Johannesburgo mediante un compromiso plasmado en el Capítulo 36 de la Agenda 21 de la Cumbre de Río, realizada en 1992. Tal reafirmación se plasmó al reconocerse que para acceder a un nuevo paradigma, la educación desempeña  un papel importante para reorientar nuestras pautas de acción y contribuir a la transformación progresiva de las formas de utilización de los recursos y de las interrelaciones personales desde criterios de sustentabilidad ecológica y equidad social.




         2.   Legislación en educación ambiental.

El derecho a un medio ambiente adecuado alcanza su máxima expresión cuando los mecanismos para su aplicación operan, con lo cual se hace realidad el postulado de la norma y con ello se obtienen los beneficios de sus fines. Sin embargo, garantizar el derecho a un ambiente sano, que impulse las posibilidades de desarrollo social y realización individual, no es tarea fácil, ya que no basta con la estructura normativa e institucional, elementos que emanan directamente de aspectos jurídicos.

En el país existe una tendencia histórica a ubicar a la educación ambiental, principalmente, dentro del sector ambiental; es decir, la mayor parte de las referencias legales sobre EA se encuentran en la LEGEEPA, y en menor proporción en la Ley General de Educación. En este marco resulta lógico que el proceso de institucionalización de este campo se iniciara con la creación, en 1983, de la Dirección de Educación Ambiental de la Sedue, a partir de la cual se ha desenvuelto como un campo emergente muy influenciado por la educación no formal. En consecuencia, el sistema educativo nacional se ha sentido débilmente interpelado para incorporar la EA en la curricular de los distintos niveles educativos.

Los Estados Unidos Mexicanos; así mismo, se reformó la fracción XX del artí- culo 15 y el artículo 39 de la LGEEPA. La reforma tuvo como finalidad reforzar la presencia de la educación ambiental en la ley, para contribuir a crear un nuevo sistema de valores, el conocimiento de nuestro medio ambiente y la conciencia y el respeto del modo como interactuamos con los demás elementos de la naturaleza.

Para que el marco jurídico pueda promover la educación ambiental y fundamentar la sustentabilidad se requiere una revisión conceptual que permita determinar claramente el objeto a regular y la finalidad que se persigue. Esta tarea no es fácil debido a que existen tantos conceptos de educación ambiental como leyes relacionadas con ella. Por ello, a continuación, de manera muy breve, se presenta una revisión de algunas ideas consideradas claves para la legislación en educación ambiental para la sustentabilidad.
Aspectos importantes a considerar en la Estrategia de Educación Ambiental para la Sustentabilidad en México para el fortalecimiento del marco legal son:

     A)  Los principios constitucionales
     B)   Los principios contenidos en los compromisos internacionales asumidos por México

La educación ambiental para la sustentabilidad, pensada en el marco de los términos de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, debe considerar la distribución de las competencias que en materia de educación y de desarrollo sustentable corresponden a la Federación, los estados, el Distrito Federal y los municipios, lo cual que implica:

v  Garantizar a todo individuo la educación ambiental para la sustentabilidad, conforme al artículo 2º; y también a los pueblos y comunidades indígenas, con el fin de conservar y mejorar el hábitat y preservar la integridad de sus tierras

v  Garantizar que la EAS, a través de sus diferentes modalidades, contribuya al desarrollo sustentable por medio de procesos de información, comunicación, capacitación y la participación organizada de las personas, para llevar a cabo las acciones relativas a la protección del ambiente, la conservación y restauración de los ecosistemas, así como en la prevención y combate contra la contaminación, en forma individual o colectiva.

v  Formular, establecer y aplicar la Política Nacional de Educación Ambiental para la Sustentabilidad y sus instrumentos, de manera que sean compatibles con la protección, preservación, restauración y aprovechamiento sustentable de la biodiversidad y los ecosistemas, con criterios de democracia, equidad y justicia social

v  Establecer los mecanismos y procedimientos de coordinación, inducción y concertación entre autoridades, entre éstas y los sectores social y privado, así como con personas y grupos sociales, en materia de EAS

v  Fortalecer y promover la investigación educativa y el desarrollo científico, así como la innovación tecnológica, en materia ambiental

v  Regular la comunicación educativa para la sustentabilidad, la difusión y divulgación de información de contenidos ambientales en apoyo a los programas previstos.


            3.   Educación básica.

La Secretaría de Educación Pública (SEP) se propuso desde la década de los años 70 como una de sus metas prioritarias el fortalecimiento de diversas acciones trascendentales para promover la apreciación, el conocimiento y la conservación del ambiente, tanto en la educación básica (preescolar, primaria y secundaria), como en los programas de formación inicial y permanente de los docentes, iniciados con la reforma educativa de 1993. Lo anterior ha tenido continuidad y en el Plan Nacional de Educación 2001-2006 se establece, dada la situación ambiental y los retos que ella implica, una línea de acción orientada a “fortalecer la educación ambiental en el currículo de la educación básica, reconociendo su valor en la formación de individuos que responsablemente apoyen el desarrollo sustentable”

Establecimiento de un convenio de colaboración con la anterior Secretaría de Medio Ambiente, Recursos Naturales y Pesca (Semarnap) para impulsar programas de educación ambiental y de aprovechamiento sustentable de los recursos naturales en las escuelas de educación básica. Resultado de éste se elaboraron materiales de apoyo para el docente y se contó con la asesoría de expertos de educación ambiental de esta secretaría en la elaboración de los libros de texto gratuitos. Este convenio se refrendó en la actual administración, con la firma de las Bases de Coordinación SEP-Semarnat.
Revisión y actualización de los contenidos de educación ambiental y para el desarrollo sustentable en el currículo de educación básica. Actualmente los docentes que laboran en los tres niveles educativos cuentan con los siguientes apoyos:

PREESCOLAR: Material para actividades y juegos educativos y Guía para madres y padres. El primero contiene actividades, como la clasificación de hojas de plantas, la observación de animales y plantas de diversos paisajes de México, la descripción de cambios en la naturaleza (fases de la luna y estaciones del año) y el conocimiento de algunas características del ciclo de vida de ciertos animales. La guía, por otra parte, incluye orientaciones para el uso apropiado del material en el ámbito familiar. El nuevo plan y programa de educación preescolar (2004) ha reforzado los contenidos ambientales y se espera que la SEP elabore materiales didácticos para los alumnos y docentes.

PRIMARIA: Plan y programas de las asignaturas, libros de texto gratuitos para los alumnos y libros para el maestro correspondientes a los seis grados escolares (a excepción del libro para el maestro de segundo grado).
El plan y programas, entre sus propósitos esenciales, indica que los alumnos:
 a) Adquieran conocimientos fundamentales para comprender los fenómenos naturales, en particular los relacionados con la preservación de la salud, la protección del ambiente y el uso racional de los recursos naturales
b) Perciban el ambiente como un patrimonio colectivo formado por elementos que se degradan o reducen por el uso irreflexivo y descuidado
c) Comprendan que el progreso material es compatible con el uso racional de los ecosistemas y del ambiente, pero con procesos de prevención y corrección de los efectos destructivos de la actividad humana
d) reflexionen acerca de la importancia de las conductas individuales y la organización de los grupos sociales en la protección ambiental

SECUNDARIA: Este nivel educativo cuenta con un plan y programas, así como con libros de texto y para el maestro de las diversas asignaturas, en los que la estrategia de educación ambiental se concentra en las materias de biología, de primero y segundo grados, y de formación cívica y ética en los tres grados. Dos asignaturas que relacionan algunos de sus contenidos con temas ambientales son geografía y química.
Los principales contenidos ambientales en la asignatura de biología son: características de los ecosistemas, pérdida de la biodiversidad, conservación ambiental, consecuencias de la actividad humana, acciones para prevenir problemas ambientales y responsabilidad de los estudiantes hacia la vida. En todos ellos se pretende que el alumno reflexione y plantee soluciones, de acuerdo con su contexto, desarrollo y posibilidades.
Por otro lado, la SEP ha seleccionado, coeditado, diseñado y producido materiales audiovisuales e impresos relacionados con la educación ambiental que pueden ser consultados en cualquier centro de maestros. Otros materiales educativos que, además de apoyar el trabajo de los profesores y fortalecer el estudio de estos contenidos, contribuyen a que el aprendizaje se torne más atractivo e interesante, lo constituyen los títulos de la colección Libros del Rincón. Esta colección se ha ampliado de manera significativa con las bibliotecas de aula, cuya primera distribución se realizó en 2003.

          4.   Educación media superior.

La incorporación de la educación ambiental para la sustentabilidad en los planes y programas de estudio ha sido un proceso gradual que se relaciona con tres ámbitos principalmente: legislativo, administrativo y de planeación, a partir de los cuales puede plantearse la política ambiental en México.

El proceso y los mecanismos de incorporación de la educación ambiental en las instituciones educativas del nivel medio superior en nuestro país, durante el decenio 1988-1998, constituyen un referente concreto para realizar un balance de los avances de la educación ambiental en este nivel. Durante este lapso se llevaron a cabo en el citado ámbito escolar numerosas actividades de carácter curricular y extracurricular orientadas a proporcionar soporte a las diferentes estrategias definidas para fortalecer la educación ambiental, entre estas acciones destacan:

a) Programas de formación docente, dirigidos a los profesores encargados de los programas de estudio de las diferentes asignaturas relacionadas con la temática ambiental.
b) Cursos de formación sobre los modelos pedagógicos y las teorías psicológicas compatibles con los presupuestos metodológicos de la educación ambiental.
c) Investigaciones para evaluar la calidad de la práctica educativa en el marco de los objetivos de la educación ambiental.
d) El análisis de los resultados de los programas de profesionalización docente.
e) La elaboración de materiales didácticos relacionados con las necesidades de los planes y programas de estudio.
f) La producción de bibliografía relacionada con la temática ambiental desde un punto de vista integral.
g) El diseño de programas y acciones extracurriculares, para educativas o de extensión universitaria destinadas a mejorar el entorno ambiental comunitario.
h) Cursos de capacitación sobre gestión ambiental y acceso a la información.

Pero, con una visión más general, tomando en cuenta la experiencia de los sistemas 
educativos de otros países e intentando referirlos a modelos concretos que se observan en el nivel medio superior en nuestro país, parece más completo, y quizá claro, distinguir cinco formas de integración de la educación ambiental para la sustentabilidad en el sistema educativo:

1. Tratamiento disciplinar. La EA como disciplina específica.
2. Tratamiento multidisciplinar. Aspectos medioambientales incorporados aisladamente en diversas materias (generalmente las ciencias naturales), más o menos coordinadas.
3. Tratamiento interdisciplinar. La EA presente en todas las disciplinas, que la atienden desde sus propios esquemas conceptuales y metodológicos.
 4. Tratamiento transdisciplinar. La EA impregna todo el currículo de las distintas etapas, desde los objetivos hasta los contenidos, en el contexto del paradigma ambiental.
5. Tratamiento mixto. En alguno de los anteriores modelos se refuerza el currículo de EA, mediante alguna asignatura, generalmente optativa


           5.   Educación superior.

La educación ambiental para la sustentabilidad, como orientadora del quehacer educativo, en la perspectiva de una nueva cultura en distintos ámbitos de la sociedad, adquiere un doble significado en el contexto de la educación superior. En un sentido restringido, alude a la tarea de enseñanza, esto es, a los procesos de formación ambiental2 realizados en los diferentes niveles, modalidades y áreas profesionales del sistema, pero en un sentido amplio, incluye además lo relativo a la tarea de investigación, o sea, a los procesos de generación de conocimientos en sus distintos alcances (básico, aplicado y de desarrollo e innovación tecnológica) en las distintas áreas y ramas del saber. De igual manera, se incluyen las tareas de divulgación, difusión y extensión de la cultura. En este documento partimos de la perspectiva de la educación ambiental para la sustentabilidad en un sentido amplio, a fin de abordar las diferentes y múltiples aristas constitutivas de las instituciones de educación superior (IES).

El sistema de educación superior incluye universidades, universidades públicas autónomas, universidades tecnológicas, universidades politécnicas, institutos tecnológicos, instituciones de investigación y posgrado, escuelas para la formación de maestros (normales), así como las escuelas superiores del ejército y la marina. Ofrecen los niveles de estudios de técnico superior universitario, profesional asociado, licenciatura, especialidad, maestría y doctorado y varias instituciones ofrecen también el nivel medio superior. Si bien las escuelas normales se reconocen como parte del nivel superior, éstas siguen asociadas fundamentalmente al subsistema de educación básica, relacionándose limitadamente con la educación superior.

El sistema se encuentra organizado en seis subsistemas (ANUIES, 2000):     
     1)    Subsistema de Universidades Públicas. Conformado por 45 instituciones de carácter federal y estatal, en su mayoría autónomas. Estas instituciones atienden a 52 por ciento del total nacional de licenciatura y a 48 por ciento de posgrado, y es donde se realiza al menos la mitad de la investigación nacional.

     2)   Subsistema de Educación Tecnológica. Está conformado por 104 institutos tecnológicos federales y 105 estatales y seis centros especializados en investigación y desarrollo tecnológico (De la Peña, 2005). Éstos atienden a 19 por ciento de estudiantes de licenciatura y a ocho por ciento de posgrado. Entre las universidades públicas y los institutos tecnológicos se atienden casi a 80 por ciento de la matrícula escolar y más de la mitad del posgrado en el ámbito nacional, por lo que se considera a este segmento de instituciones el más importante dentro del gran conglomerado de la educación superior.

    3)   Subsistema de universidades tecnológicas. Es una modalidad de reciente aparición (1991) que ha presentado un crecimiento acelerado; al año 2000 cuenta con 38 instituciones en toda la República y atiende a uno por ciento de la matrícula.

    4)   Subsistema de Educación Normal. Donde prioritariamente se forman a los profesores para el nivel de educación básica (preescolar, primaria y secundaria). Está integrada por 357 instituciones, entre públicas (220) y privadas (137), y atiende a 11.5 por ciento de la matrícula nacional de licenciatura.

     5)   Subsistema de otras instituciones públicas, en donde se agrupan 67 instituciones que dependen del gobierno federal.

      6)   Subsistema de Instituciones Privadas. Formado por 976 instituciones, 306 universidades, 256 institutos y 434 centros, escuelas y otras modalidades. Atiende a 27.6 por ciento de la matrícula en licenciatura y 36.5 del posgrado (ANUIES, 2000 y SEP, 2004).


           6.   Investigación en educación ambiental.

En nuestro país, a pesar de su crecimiento, la investigación en educación ambiental (IEA) presenta diversos problemas y rezagos, como procesos de producción no delimitados, trastrocamiento entre la práctica y la investigación, difusión limitada de los resultados y productos, falta de reconocimiento social, inexistencia de una estrategia de formación que acredite a los investigadores de este campo, en el marco de un amplio debate respecto de su necesidad, pertinencia, identidad, perspectivas, objetivos, metodologías, entre otros. Sin embargo, los logros alcanzados se han constituido como un elemento central para la consolidación del campo de la educación ambiental. Si bien el camino de la IEA ha sido largo, hoy día se reconocen avances notables, por lo que su inclusión en la Estrategia de educación ambiental para la sustentabilidad resulta relevante.

La noción de investigación dominante es la que se liga al “conocimiento científico”, es decir, asociada con el uso del “método científico”. Noción que se generó en el ámbito de la ciencia biofísica de tipo positivista. Sin embargo, este concepto se ha generalizado inadecuadamente a toda actividad científica. En la investigación social existen otros paradigmas reconocidos que se distancian de esta concepción, como el interpretativo y el crítico.

Los avances en la investigación registrados desde 1992 a la fecha se reflejan en cinco estados de conocimiento. Uno de ellos da cuenta de ciertas bases para continuar con la consolidación del campo, pues se refiere a la identificación y análisis del tipo de investigaciones y publicaciones, así como el contexto institucional de la producción; analiza también los temas investigados, las concepciones y las metodologías empleadas y su evolución; la relación con los problemas educativos del país, y el impacto de las investigaciones en la educación nacional.
  
          7.   Educación ambiental no formal urbana.

La educación ambiental no formal  urbana, constituye una de las modalidades de este campo pedagógico que ha tenido un mayor crecimiento en los últimos años, lo cual es resultado de diversos factores, entre los que destacan:

  ü  El aumento de los problemas ambientales en las zonas urbanas
  ü  Un mayor acceso a la información en los medios de comunicación, que atienden preferentemente los problemas urbanos, salvo en casos de contingencia ambiental
  ü  El aumento del interés y la participación social en materia ambiental
  ü  El fortalecimiento de las capacidades de los gobiernos de las ciudades para la gestión ambiental en general, y en particular para la educación ambiental
  ü  El aumento de la infraestructura para la educación ambiental no formal
  ü  El establecimiento de programas de educación ambiental impulsados por los tres niveles de gobierno, instituciones académicas, organizaciones civiles e individuos
  ü  El desarrollo de programas de formación de educadores ambientales
  ü  La incorporación de la dimensión ambiental en la curricular de los distintos niveles de escolaridad, lo cual demanda más servicios educativos no formales para el complemento de su labor.

Se carece de un inventario completo de programas y proyectos de educación ambiental no formal del país. Si bien el conocimiento sobre este ámbito es mayor, en comparación con lo que sucede en el medio  rural.
La continuidad de los proyectos, la evaluación y la sistematización de las experiencias son las principales debilidades de esta modalidad educativa. Aunque hay que reconocer que las aportaciones de la educación ambiental no formal han sido con frecuencia de mayor valor innovador que las planteadas en la educación escolarizada, inmersa en las limitaciones del sistema educativo nacional.


          8.   Educación ambiental no formal rural.

La EANFMR es una modalidad que comprende todos los esfuerzos sistemáticos de sensibilización, formación y capacitación ambiental relacionados con las actividades de los habitantes rurales en sus espacios cotidianos. De manera complementaria, la EANFMR incluye los programas que tienen como fin educar ambientalmente a la población, escolar y no escolar, para el cuidado de la naturaleza, conviviendo con ella en experiencias educativas. En ese sentido, la EANFMR comprende los planes, programas y proyectos que se realizan en centros culturales ambientales.

Desde hace al menos dos décadas el medio rural presenta una situación contradictoria desde la perspectiva ambiental. Por una parte es objeto de atención de un número creciente de grupos preocupados por la destrucción de sus ambientes a causa de la permanente sobrexplotación y contaminación a las que han sido sometidos. Pero por otro lado, las áreas rurales atraviesan una grave crisis de identidad en términos del papel que desempeñan ahora y en el futuro en el desarrollo del país.

La pobreza, la mala calidad de la educación, el estancamiento de la democracia están aún presentes en amplias regiones del país y, sin duda, tienen una relación directa con la afectación de los recursos naturales. Los desventajosos acuerdos comerciales y los bajos apoyos destinados por el gobierno a los pequeños productores, se han conjugado para propiciar el actual estancamiento económico y el despoblamiento acelerado del campo.

         9.   Divulgación de la ciencia, comunicación, periodismo ambientales.

Se reconoce que la educación ambiental tiene un carácter interdisciplinario e integrador que permite comprender las complejas relaciones entre las sociedades y los sistemas naturales. Para ello los conocimientos generados desde ciencias como la ecología tienen mucho que aportar a la construcción de visiones más complejas sobre la dependencia de las sociedades humanas a los bienes y servicios brindados por los ecosistemas. Una relación más estrecha entre la educación ambiental y la ecología ayudaría a los grupos humanos a tomar decisiones con respecto al uso de sus territorios, considerando el entendimiento sobre la historia evolutiva de los terrenos, y sobre la estructura y funcionamiento de los sistemas ecológicos, factores que al ignorarse han contribuido al deterioro ambiental en muchas regiones del mundo.

Como actividad humana, la ciencia siempre ha tenido como objetivo central la construcción de conocimientos útiles para la sociedad. La búsqueda de explicaciones sobre el universo se basa en el interés de brindar elementos a las sociedades para una comprensión más amplia de nuestra presencia en él, además de brindar información práctica para nuestra sobrevivencia cotidiana en este planeta. Conocer los sistemas naturales, de los cuales depende nuestra existencia, ha sido una necesidad continua de los grupos humanos. El origen de las ciencias como la ecología no es sino la continuidad de los esfuerzos humanos por entender la presencia de las muchas otras especies habitando el planeta y del complejo funcionamiento de los sistemas naturales.


             10.               Misión, visión y objetivos estratégicos.

MISIÓN
 Desarrollar políticas públicas en materia de educación ambiental para la sustentabilidad, tanto en el plano nacional como local, que favorezcan la construcción de una cultura ambiental, el incremento en la calidad de vida de la población, el fortalecimiento de la ciudadanía y de las múltiples identidades culturales del país, y la protección de los ecosistemas y su biodiversidad.

VALORES
La misión tiene sentido en el marco de una ética ambiental que considera un repertorio de valores humanos, entre los que destacan los siguientes, sin menoscabo de otros que aporten a la sustentabilidad:   
  v  Respeto a la vida en todas sus manifestaciones, especies y ciclos naturales.
  v  Equidad y solidaridad (justicia social y económica, corresponsabilidad, compromiso con los pobres).
  v  Respeto a la diversidad humana (tolerancia a las diferencias, colaboración, observancia de los derechos humanos).

VISIÓN
La educación ambiental para la sustentabilidad es una política pública, construida con amplia participación social, en los ámbitos de gobierno federal, estatal y municipal, que se manifiesta de manera transversal en los quehaceres sociales y es un elemento estratégico en el Plan Nacional de Desarrollo, en el Programa Nacional de Educación y en el de Medio Ambiente, así como en los programas sectoriales nacionales y estatales, en especial los de medio ambiente, educación y desarrollo.

OBJETIVOS ESTRATÉGICOS
Se consideran los siguientes objetivos estratégicos, los cuales tienen su sentido en la misión y procuran, por lo tanto, contribuir a su cumplimiento:
1. Consolidar la educación ambiental para la sustentabilidad como una política pública fundamentada en una legislación, tanto específica, como transversal, a otros campos relacionados; en una institucionalidad sólida, gubernamental y civil; y en recursos financieros significativos para la realización de programas y proyectos relevantes que tengan como fin la construcción de una cultura ambiental en el país.
2. Conformar una amplia oferta de formación ambiental que permita al país y a sus distintas regiones contar con docentes, educadores y promotores ambientales y recursos humanos estratégicos y operativos, profesionalizados, capaces de responder a las demandas que en materia de EAS plantee la construcción de la sustentabilidad y de una ciudadanía crítica, propositiva y activa en los ámbitos nacional, estatal, municipal y local.
3. Contar con marcos jurídicos e instituciones nacionales, regionales y locales responsables del desarrollo de la educación ambiental para la sustentabilidad, y con mecanismos de concertación, coordinación y cooperación interinstitucionales e intersectoriales capaces de operar las políticas públicas definidas en este campo educativo.
4. Consolidar el campo de conocimiento en materia de EAS a través de programas de sistematización y evaluación de las prácticas, de impulso a las innovaciones educativas, de formación de investigadores, de mecanismos de articulación, comunicación, difusión e intercambio de experiencias entre los educadores y promotores ambientales.

     11.               Análisis de las fortalezas, oportunidades, debilidades y amenazas de la educación ambiental para la sustentabilidad.

Cabe destacar al respecto que las ideas contenidas en este análisis se han organizado, con las limitaciones que esto implica, en función de los asuntos estratégicos definidos como ejes para esta Estrategia. Los documentos revisados, los foros de consulta y las opiniones de los expertos señalan, obviamente, otras muchas fortalezas, oportunidades, debilidades y amenazas en el campo de la educación ambiental para la sustentabilidad, pero aquí se han incluido solamente aquellas que abonan de manera directa a darle contexto a las propuestas que componen las líneas de acción, las metas y las acciones cruciales, elementos que se incluyen en el siguiente capítulo.

FORTALEZAS
El incremento, en las últimas décadas, en la visibilidad y el reconocimiento social de la EAS. La intención de la comunidad de educadores y comunicadores ambientales por generar una política nacional de EAS. El sostenido crecimiento teórico y práctico del campo en el país. La experiencia acumulada en las campañas nacionales y locales a favor del ambiente. La existencia de instancias civiles y gubernamentales y de centros de educación y cultura ambiental, que han venido enriqueciendo la EAS. El desarrollo de experiencias de EAS vinculadas con el manejo de áreas naturales protegidas. La realización de relevantes reuniones de carácter nacional e internacional vinculadas a la EA y a la sustentabilidad

OPORTUNIDADES
El establecimiento del Decenio de las Naciones Unidas para la Educación con miras al Desarrollo Sustentable; la realización de eventos internacionales y la firma del Compromiso Nacional por la Década de la Educación para el Desarrollo Sustentable, lo cual apuntala a la EAS. La inclusión (aunque insuficiente) que la Ley de Educación y la Ley General del Equilibrio Ecológico y Protección al Ambiente otorgan a la EAS. El Plan Nacional de Educación 2001-2006 establece el fortalecimiento de la EAS. La necesidad nacional por encontrar fórmulas de innovación metodológica y pedagógica. El incremento en la preocupación social por el tema de deterioro ambiental en el país. La inclusión de la dimensión ambiental en las plataformas de los partidos políticos. La preocupación de distintos actores sociales, entre ellos las Instituciones de Educación Superior (IES), por generar modelos de comunidades sustentables.
DEBILIDADES
En el contexto de las políticas educativas nacionales, la EAS no es un campo prioritario. Insuficientes acuerdos nacionales y locales que fortalezcan la EAS. Débil visión a largo plazo para el desarrollo del campo de la EAS. Frágiles vínculos entre los programas de educación ambiental y las necesidades más urgentes de los sectores más pobres del país. Orientaciones teóricas erróneas, sesgos discursivos, y proliferación de mensajes simplistas separados de prácticas o procesos formativos. Carencia de un inventario analítico completo y actualizado de las experiencias de EA en el país. La visión superficial, acrítica, apolítica y atrapada en el conservacionismo que aparece con frecuencia en el desarrollo de experiencias de EAS. Es decir, la limitada incorporación de temas que impliquen el combate de la pobreza y el desarrollo social y económico, en algunos de los proyectos de educación ambiental

AMENAZAS
La permanencia de débiles propuestas políticas y económicas que permitan la incorporación de criterios de sustentabilidad para lograr la transformación del modelo de desarrollo predominante. La persistencia de una visión asistencialista de los programas de combate a la pobreza y de una visión economicista del desarrollo, que impiden el establecimiento de programas y proyectos que impulsen el desarrollo humano sustentable. Arraigo de los valores sociales y culturales contrarios a la sustentabilidad. Permanencia de la propensión a reducir lo ambiental a lo ecológico. La profundización de la inequidad en la relación ciudad-campo, la cual continúa impidiendo la construcción de modelos de desarrollo regionales sustentables que atiendan las necesidades de ambos espacios. Predomino de los intereses económicos mercantilistas y trasnacionales frente a los intereses ambientales de beneficio local.

      12.               Planeación estratégica: asuntos estratégicos, líneas de acción, metas y acciones cruciales.

En función del diagnóstico realizado, de la misión, de la visión y del análisis FODA, se definieron cuatro asuntos estratégicos, es decir, asuntos que inciden en todas las modalidades de educación y comunicación ambiental que se abordan en los capítulos de diagnóstico de la EAS y que requieren una atención prioritaria para que el campo de la EAS no pierda las posiciones ganadas, entre en decadencia o se haga irrelevante en el conjunto de los esfuerzos educativos y en el proceso de construcción de la sustentabilidad en el país.


EJEMPLO DE UNA PLANEACIÓN:



        13.               Operación de la estrategia de educación ambiental para la sustentabilidad en México.   


Para el establecimiento y consecución de la misión, los objetivos y las metas de la Estrategia de educación ambiental para la sustentabilidad en México es necesario considerar algunos puntos de partida que establecen los acuerdos básicos de operación, derivados del proceso de consulta a la comunidad de educadores ambientales en el país.
La instrumentación de la Estrategia de educación ambiental para la sustentabilidad en México debe considerarse dentro de las siguientes condiciones marco:

1. El impulso de la EAS como una política pública involucra y convoca a todos los sectores del país, por lo que tal política nacional debe interiorizarse en todas las instituciones gubernamentales e interpelar a todos los sectores sociales.
2. La instrumentación de la Estrategia reconoce la madurez y la capacidad de autogestión de la comunidad de las y los educadores ambientales del país, por lo que se invita a asumir una actitud de corresponsabilidad entre gobierno y sociedad.
3. Uno de los planteamientos centrales de la Estrategia es que su operación no esté ceñida a un solo órgano o institución, pues lo que se persigue es una abierta cooperación y coordinación social para contribuir a la consolidación del campo, en tal el sentido no caben exclusivos protagonismos gubernamentales o civiles.
4. La ejecución de la Estrategia implica el fortalecimiento de los actores sociales que realizan acciones de educación ambiental para la sustentabilidad, en tal sentido resultaría muy importante la creación de una instancia nacional con capacidad técnica y política que convoque y oriente a dichos actores para el diseño y puesta en práctica de las políticas públicas y los asuntos estratégicos prioritarios para la EAS en el país, en el marco del Decenio de las Naciones Unidas para la Educación con miras al Desarrollo Sostenible.
5. Las principales instituciones gubernamentales involucradas en la ejecución de esta Estrategia son la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales, así como la Secretaría de Educación Pública, mismas que Estrategia de Educación Ambiental 235 deben elevar el nivel de importancia institucional de la EAS y trabajar en un marco de fortalecimiento intersecretarial en constante diálogo con los distintos sectores.
6. La armonización y regulación jurídica nacional, sin dejar de considerar las especificidades fronterizas, juegan un papel determinante para la consecución de los objetivos de vinculación interinstitucional e intersectorial, así como en el desarrollo y consolidación del campo de la EAS.
7. Las políticas de financiamiento deben darse, tanto en el marco de voluntades asociadas entre los diferentes actores sociales, como en las líneas establecidas por las políticas públicas en materia de EAS, ya sean las fuentes de recursos nacionales o internacionales.

 8. La instrumentación de la Estrategia de educación ambiental para la sustentabilidad en México se considera un continuo en permanente revisión, con periodos de tres años para su evaluación y seguimiento, considerando para ello una amplia participación social.

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