viernes, 12 de junio de 2015




MEDIDAS DE SEGURIDAD CONTRA AMENAZAS NATURALES
                 

1.  Descargas Eléctricas- Rayos  

Recuerde que, el rayo es una descarga eléctrica que salta desde la nube al suelo y del suelo a la nubes de las llamadas cumulonimbus, por eso es importante aprender a identificarlas, esto podemos hacerlo comparando las nubes que vemos en el cielo con fotografías de los cumulonimbus que existen en muchas páginas del internet. La descarga afecta a los seres humanos igual a como lo hacen los cables de alta tensión, con quemaduras y paros respiratorios que pueden causarles la muerte. Cuando se produce el rayo se le observa un aspecto de árbol con una línea o tronco principal y varias ramificaciones.

v  Cuando comience a ver relámpagos o a escuchar truenos, usted está en peligro de ser afectado por los rayos, preste atención a la evolución del fenómeno y active su propio Plan de Emergencia.
v  Aléjese de llaves de agua, tuberías de hierro y sistema eléctrico.
v  Durante la tormenta, no conteste llamadas telefónicas, las descargas eléctricas distantes pueden propagarse a través del cableado.
v  Evite bañarse, fregar losas de cocina, lavarse las manos usted está en contacto con materiales conductores por donde pueden transmitirse las descargas eléctricas.
v  Si se encuentra al aire libre y comienza a producirse descargas cerca de su lugar, refúgiese en una casa, edificio o vehículo que pueda cerrarse completamente.
v  Si se encuentra en casas de campañas, salga de su interior y busque refugiarse en otra parte, son peligrosas.
v  Es bueno despojarse los objetos metálicos que llevamos encima como armas fuego, cuchillos y otros. Además de los objetos señalados en otras recomendaciones evite las partes más altas del terreno, las bocas de las cuevas, alambres para tender ropa, vallas metálicas anunciadoras, motocicletas o bicicletas, rieles de ferrocarril, maquinarias agrícolas.


2.  Contaminación de monóxido de carbono

v  Deben evitarse las zonas de la ciudad de mayor concentración de vehículos en movimiento en horas de altas temperaturas y poca velocidad del viento.



3.  Contaminación y depósito de partículas solidas



v  Partículas sólidas y hollín de la combustión de vehículos pueden afectar sus propiedades, especialmente ropas, obras de arte, etc., verifíquelas.


4.  Huracanes

Cuando un huracán amenaza su área, usted debe decidir entre buscar un refugio o permanecer en su hogar durante la emergencia.
v  Los refugios públicos sirven como un medio para cuidar de forma temporal a las personas en una emergencia. La función principal de un refugio es proveer un techo sobre su cabeza. Quizás no estén disponibles alimentos, mantas y otras comodidades. Las mascotas, las bebidas alcohólicas y las drogas ilegales están prohibidas en los refugios. El fumar puede estar prohibido.
Si decide ir a un refugio, lleve sólo lo necesario.
v  Escuche la radio para boletines e información de emergencia emitidos por la Oficina Nacional de Meteorología y los medios de comunicación. 
v  Limite las llamadas telefónicas a mensajes cortos y esenciales.
v  Si usted es de edad avanzada o tiene algún impedimento, considere pedirle a un amigo que se quede con usted.
v  Cuando usted termine con sus preparativos, ofrezca ayuda a los vecinos, particularmente a familias con niños, personas de edad avanzada o con impedimentos.
v  No salga durante la calma cuando el ojo del huracán esté pasando.
Haga el esfuerzo por permanecer calmado y exhorte a sus familiares, especialmente a los niños, a que permanezcan en calma.
v  Los animales también necesitan ayuda.
v  Si tiene extintores de incendio asegúrense de que estén completamente cargados.
A) Dueños de embarcaciones
La planificación, preparación y tomar acción a tiempo son claves para salvar vidas y prevenir daños, al igual que para reducir los daños en las embarcaciones y casas flotantes durante un huracán.
Cada dueño de barco necesita un plan para su embarcación específicamente, para el lugar donde normalmente se guarda y para dónde se moverá para protegerlo.
B) Protección de sus negocios 
v  Si un huracán amenaza el área donde se encuentra su negocio, siga los siguientes pasos:
v  Tome fotografías de su establecimiento comercial por dentro y por fuera, desde todos los ángulos, para poder documentar cualquier reclamación al seguro.
v  Recopile documentos importantes, como las pólizas de seguro, libros de cheques y documentos financieros y guárdelos en lugares a prueba de agua.
v  Coordine pagar a sus empleados en efectivo preferiblemente, ya que puede pasar bastante tiempo en lo que vuelven abrir las instituciones bancarias después de un huracán.
v  Desocupe, hasta donde sea posible, las áreas amplias con fachadas de cristal. Si tiene persianas de tormenta o tormenteras, úselas. De lo contrario, instale paneles de madera en las ventanas y puertas de cristal. Remueva los letreros colgantes del exterior.
v  Coloque en el interior o proteja cualquier objeto que pueda volar con el viento y causar daños.
v  Use cinta adhesiva en las vitrinas y, cuando sea posible, vire el lado de cristal de éstas hacia una pared interior.
v  Guarde la mayor cantidad de mercancía posible en el lugar más alto posible, especialmente los bienes que podrían estar escasos después de la tormenta.
v  Mueva, lejos de ventanas y de claraboyas de cristal, la mercancía que no pueda guardarse y cúbrala con lonas o plástico grueso.
v  Proteja los generadores y la gasolina que necesite para operarlos.
v  Proteja todos los bienes en almacenes sobre el nivel del agua y coloque bolsas de arena por donde pueda entrar el agua. Remueva las gavetas bajas de los archivos, colóquelas en bolsas plásticas de basura y guárdelas encima de estos.
v  Cierre la llave del gas, calentadores de agua, estufas, encendedores piloto y otros quemadores.


5.  Inundaciones



v  Evitar las vías e intersecciones que se inundan
v No caminar por calzadas inundadas, pueden tener huecos peligrosos


6.  Mar de fondo o Tsunami
 
v  Evitar la circulación de vehículos en las vías próximas a las costas.
v  Evacuar las viviendas que puedan ser destruidas o inundadas por el mar.



7.  Marea de tempestad


v  Evitar la circulación de vehículos y personas en las vías de comunicación próximas a las costas.
v  Evacuar las viviendas que puedan ser destruidas o inundadas por el mar



8.  Olas de calor

Las olas de calor son intervalos de tiempo donde la temperatura del aire y la humedad están relativamente altas durante por lo menos un día. En la práctica se consideran varios días o semanas. Para informar a la población del riesgo de condiciones que pueden ser peligrosas se utiliza el "índice de calor", que no es más que el valor de una "temperatura aparente" que describe el efecto combinado de la temperatura y la humedad. Cuanto mayor sea el valor del índice más trabajo le dará al cuerpo humano para enfriarse, causándoles problemas de salud que en ocasiones pueden culminar con la muerte.

v  Cuando se produzcan olas de calor en su comunidad, se debe tomar mucha agua, el cuerpo la va a necesitar para poder enfriarse. Hay personas que deben consultar su médico cuando tienen tratamientos especiales o sufren de retención de líquido.
v  Cuando se esté realizando trabajo pesado al aire libre es conveniente buscar las horas del día en que las temperaturas estén más baja, por ejemplo en las primeras horas de la mañana o al final de la tarde.
v  En los días con índice de calor alto, NO es conveniente tomar bebidas alcohólicas.
v  Los que puedan, deben mantenerse en aire acondicionado, otros deben buscar las sombras y disminuir la actividad física, ya sea por trabajo o deportes.
v  Se debe utilizar ropa acorde con el clima, en este caso ropa ligera es lo más conveniente.
v  Esto lo hemos visto los fines de semana, es un error dejar los niños trancados en los carros y animales, la temperatura interior puede ser de unos ocho  grados centígrados más alta.
v  Evite la insolación, las quemaduras del sol, hacen más graves los periodos de calor extremos.



9.  Sequías

v  Frecuentemente se están produciendo sequías en el país, que traen como consecuencia una disminución considerable de agua potable para consumo de la comunidad.
v  Revise constantemente sus instalaciones y corrija los escapes.
v  Deben implementar un programa de ahorro y uso del agua.
v  Cierren las plumas al lavarse los dientes o afeitarse.
v  No se bañe con la ducha abierta, enjabónese y luego quítese el jabón bajo la ducha.
v  Si tiene que regar plantas hágalo durante la noche.

10.             Terremotos



Prepare instrucciones especiales para cada miembro de la familia y donde pueden reunirse después de un terremoto, recuerden que le pueden tomar de sorpresa en el trabajo, en la escuela, en un estadio, lejos de la casa. Sigan los siguientes puntos básicos para su protección.
v  Mantenga la calma
v  Si está bajo techo, póngase debajo del marco de una puerta, o busque refugio debajo de una mesa o escritorio lejos de objetos que tengan vidrio, como puertas, ventanas, muebles.
v  Si está al aire libre, aléjese de edificios, árboles, líneas telefónicas y eléctricas.
v  Si está manejando aléjese y evite los puentes o elevados, y estaciónese.
v  No tocar alambres del tendido eléctrico, cables de teléfonos o de televisión.
v  Asegure los muebles que pueden ser movidos por las sacudidas, estantes de libros, gaveteros, estufas, neveras, calentadores de agua, espejos, otros.
v  No use el teléfono a menos que sea una emergencia grave.
v  Utilice su vehículo solamente si va a salir del barrio como medida de seguridad.
v  Si es posible mantengan un botiquín de primeros auxilios para curar heridas.


11.             Tornados
 
v  En condiciones del mal tiempo o de huracanes prestar atención a lo que está sucediendo en el cielo
v  Alejarse rápidamente de su trayectoria
v  Cerrar puertas y ventanas y alejarse de ellas.
v  Permanecer en la casa en un cuarto del interior bien protegido.
                                                  



12.             Incendios forestales


Incluir dentro de su Plan Familiar de Emergencias  los incendios.
Prepare un plano de su caso con salidas de emergencia para los casos de incendios, dos o más, ya que una le puede fallar.
Convine con su familia un lugar seguro donde encontrarse después de salir del incendio.
Como el humo tiende a elevarse practique con su familia como salir de rodillas o en cuclillas.
Si va a abrir una puerta y nota que está caliente, no la abra y salga por otro lugar.
El jefe de familia debe convertirse en instructor y ensayar el plan por lo menos dos veces al año.
Si las condiciones económicas se lo permiten instale detectores de humo en su hogar y obligatorios en sus negocios e industrias.
v  Deben evitarse las zonas de la ciudad de mayor concentración de vehículos en movimiento en horas de altas temperaturas y poca velocidad del viento.




VÍDEO “HISTORIA DE LAS COSAS”





Comentario

EL vídeo nos habla del apego que tenemos por las cosas, por acumular basura, es increíble como el sistema nos envuelve ara seguir sus estrategias es importante rescatar que los únicos afectados son las personas, la naturaleza y nuestra razón. Hay que ver que el gobierno en lugar de cuidarnos pareciera que nos quiere afectar, envenenar o matar.

Las características de una cuidad capitalista y por ello consumista, esto se ha llevado a cabo por problemas sociales que afectan hoy en día a nuestro ambiente, dándonos como idea concientizar en un mundo más razonable y justo.
Desde la extracción, la producción, la distribución, consumo y residuos. Se llama la economía de los materiales. Donde este sistema se encuentra en crisis ya que el lineal y no se puede aplicar ya que el planeta es finito, donde no hay un ciclo.
Que le da vida a este sistema. “las personas” que se supone estamos protegidos por un “gobierno” que es del pueblo, por el pueblo y para el pueblo. Aunque no se cumple bien su trabajo, ya que les dan preferencias a las “corporaciones” y la gran mayoría de impuestos se invierten a gran cantidad a las fuerzas armadas, antes que se preocupen más en nosotros y en nuestro bienestar.

          ·         Se observa como de las economías del mundo más poderosas están en las                  manos del 50% de corporaciones.


La extracción, donde destruimos la naturaleza constantemente, donde destruimos el planeta, la cadena alimenticia se está deteriorando, consumimos los recursos, sin pensar en un futuro no tan lejano, no tenemos más planetas para vivir, hemos acabado con el 75% de nuestro mundo.


        ·         Las deforestaciones al por mayor. Eliminándose especies animales y     vegetales. Consumimos recursos naturales quedando ya dos terceras partes.


La producción, aquí es donde se hacen cosas, con altos grados de químicos, que nos expone diario a nosotros, a los obreros, y hasta a las pequeñas criaturas. Es impresionante la gran cantidad de químicos peligrosos que usamos diariamente, sin saber los efectos secundarios, como enfermedades. Parece que el gobierno no nos cuida, por ejemplo a las mujeres con edad reproductiva con un contacto a un trabajo toxico. Se están desechando comunidades. Las industrias emiten millones kilos de tóxicos, por todo el mundo.

La distribución, aquí es donde los inventarios de mueven, con precios bajos, externalizando los costos, ya que no pagamos realmente lo que pagamos, donde los que terminan pagando son los que lo elaboraron, con pérdida de recursos naturales, salud, con su futuro, todos contribuyen para adquirir un producto.

Consumo, este es el motor que lo mueve, nos hemos convertido en ser consumidores, ya que es la principal forma de medir nuestro valor, la satisfacción espiritual y del ego, donde la gran mayoría de cosas que compramos se desechan en menos de 6 meses, con el fin de hacernos comprar el doble que hace unos años atrás, evitando el ahorro. Donde se producen más bienes de consumo, haciendo atrás la salud, la educación, transporte seguro.

Nos hacen ver que tenemos la necesidad de comprar, comprar y comprar, desde equipos electrónicas, la moda, la publicidad y los medios de comunicación nos hacen ver que somos un problema que tenemos que comprar para estar bien en TODO. Haciendo que la felicidad disminuya. Ya que tenemos cosas, pero menos tiempos para estar con nuestros seres queridos, hacer lo que nos llena, y ser felices. Donde nuestras principales acciones son trabajar, ver televisión y comprar. Endeudándonos y trabajar más a un ritmo acelerado.

          ·         Los ataques publicitarios que vemos diariamente. Aquí es donde se trata de vender toda la chatarra toxica, a precios bajos para la pronta compra, con sueldos bajos reduciendo costos de producción.


Residuos, es la fase donde tiramos las basura, que contaminan a la contaminación, en tierra, aire y agua, generando nuevos súper tóxicos. Exportando los desechos, aquí es donde nos damos cuenta que reciclar no es suficiente, no se resuelve el problema, ya que gran parte de la basura no se puede reciclar ya que están hechos de muchos químicos.

Aquí es donde vemos que es un sistema en crisis. No está funcionando. Hay que defender los bosques, el ambiente, la salud, la conciencia en consumo, producción limpia, luchar por los derechos laborales, comercio justo, y lo más importante cambiar el gobierno que sea para el pueblo.

Hay que unirnos como personas por un fin común, rechazando la mentalidad del derroche, pensando con sustentabilidad, la equidad, química verde, energía renovable.

jueves, 11 de junio de 2015




DÉCADA DE LA EDUCACIÓN PARA LA SOSTENIBILIDAD
TEMAS DE ACCIÓN CLAVE



         1.     SOSTENIBILIDAD

El concepto de sostenibilidad surge por vía negativa, como resultado de los análisis de la situación del mundo, que puede describirse como una «emergencia planetaria» (Bybee, 1991), como una situación insostenible que amenaza gravemente el futuro de la humanidad.

“Un futuro amenazado” es, precisamente, el título del primer capítulo de Nuestro futuro común, el informe de la Comisión Mundial del Medio Ambiente y del Desarrollo, conocido como Informe Brundtland (cmmad, 1988), a la que debemos uno de los primeros intentos de introducir el concepto de sostenibilidad o sustentabilidad: «El desarrollo sostenible es el desarrollo que satisface las necesidades de la generación presente sin comprometer la capacidad de las generaciones futuras para satisfacer sus propias necesidades».

El ritmo alarmante a que se está despojando la superficie de la Tierra indica que muy pronto ya no tendremos árboles que talar para el desarrollo humano». Y ese conocimiento es nuevo: la idea de insostenibilidad del actual desarrollo es reciente y ha constituido una sorpresa para la mayoría. Y es nueva en otro sentido aún más profundo: se ha comprendido que la sostenibilidad exige planteamientos holísticos, globales; exige tomar en consideración la totalidad de problemas interconectados a los que la humanidad ha de hacer frente y que sólo es posible a escala planetaria, porque los problemas son planetarios: no tiene sentido aspirar a una ciudad o un país sostenibles (aunque sí lo tiene trabajar para que un país, una ciudad, una acción individual, contribuyan a la sostenibilidad). Esto es algo que no debe escamotearse con referencias a algún texto sagrado más o menos críptico o a comportamientos de pueblos muy aislados para quienes el mundo consistía en el escaso espacio que habitaban.

       2.    EDUCACIÓN PARA LA SOSTENIBILIDAD

La importancia dada por los expertos en sostenibilidad al papel de la educación queda reflejada en el lanzamiento mismo de la Década de la Educación para el Desarrollo Sostenible o, mejor, para un futuro sostenible (2005-2014) a cuyo impulso y desarrollo está destinada esta página web.
Como señala UNESCO (ver “enlaces” en esta misma página web): «El Decenio de las Naciones Unidas para la educación con miras al desarrollo sostenible pretende promover la educación como fundamento de una sociedad más viable para la humanidad e integrar el desarrollo sostenible en el sistema de enseñanza escolar a todos los niveles. El Decenio intensificará igualmente la cooperación internacional en favor de la elaboración y de la puesta en común de prácticas, políticas y programas innovadores de educación para el desarrollo sostenible».
En esencia se propone impulsar una educación solidaria –superadora de la tendencia a orientar el comportamiento en función de intereses particulares a corto plazo, o de la simple costumbre– que contribuya a una correcta percepción del estado del mundo, genere actitudes y comportamientos responsables y prepare para la toma de decisiones fundamentadas dirigidas al logro de un desarrollo culturalmente plural y físicamente sostenible.

La educación para un futuro sostenible habría de apoyarse, cabe pensar, en lo que puede resultar razonable para la mayoría, sean sus planteamientos éticos más o menos antropocéntricos o biométricos. Dicho con otras palabras: no conviene buscar otra línea de demarcación que la que separa a quienes tienen o no una correcta percepción de los problemas y una buena disposición para contribuir a la necesaria toma de decisiones para su solución. Basta con ello para comprender que, por ejemplo, una adecuada educación ambiental para el desarrollo sostenible es incompatible con una publicidad agresiva que estimula un consumo poco inteligente; es incompatible con explicaciones simplistas y maniqueas de las dificultades como debidas siempre a “enemigos exteriores”; es incompatible, en particular, con el impulso de la competitividad, entendida como contienda para lograr algo contra otros que persiguen el mismo fin y cuyo futuro, en el mejor de los casos, no es tenido en cuenta, lo cual resulta claramente contradictorio con las características de un desarrollo sostenible, que ha de ser necesariamente global y abarcar la totalidad de nuestro pequeño planeta.

Consumo responsable (ecológico o sostenible), presidido por las “3 R” (reducir, reutilizar y reciclar), que puede afectar desde la alimentación (reducir, por ejemplo, la ingesta de carne) al transporte (promover el uso de la bicicleta y del transporte público como formas de movilidad sostenible), pasando por la limpieza (evitar sustancias contaminantes), la calefacción e iluminación (sustituir las bombillas incandescentes por las de bajo consumo) o la planificación familiar, etc., etc. (Button y Friends of the Earth, 1990; Silver y Vallely, 1998; García Rodeja, 1999; Vilches y Gil, 2003). Particular importancia está adquiriendo la idea de compensar los efectos de aquellas acciones que contribuyan a la degradación y no podamos evitar, como, por ejemplo, determinados viajes en avión (Bovet et al., 2008, pp 22-23). Puede consultarse, entre otras, la web www.ceroco2.org.

Es necesario, por ello, establecer compromisos de acción en los centros educativos y de trabajo, en los barrios, en las propias viviendas… para poner en práctica algunas de las medidas y realizar el seguimiento de los resultados obtenidos. Estas acciones debidamente evaluadas se convierten en el mejor procedimiento para una comprensión profunda de los retos y en un impulso para nuevos compromisos. 

Éste es el objetivo, por ejemplo de “Hogares verdes”, un programa educativo dirigido a familias preocupadas por el impacto ambiental y social de sus decisiones y hábitos cotidianos. El programa persigue:

• Promover el autocontrol del consumo de agua y energía.
• Introducir medidas y comportamientos que favorezcan el ahorro.
• Ayudar a hacer una compra más ética y ecológica.

El programa propone, en una primera fase, reducir las emisiones de CO2 en el equivalente al objetivo marcado por Kyoto (5.2%) y el consumo doméstico del agua entre un 6 y un 10%. En una segunda fase pretende:
• Sustituir al menos 5 productos de alimentación básicos por otros procedentes de agricultura y ganadería ecológica o comercio justo.
• Eliminar de la lista de compra al menos dos productos nocivos.
• Eliminar igualmente al menos dos productos superfluos.

 De este modo, mediante una serie de medidas progresivas, que cuentan con el debido seguimiento, se evita generar desánimo y el consiguiente abandono y se contribuye a la implicación de la ciudadanía para la construcción de un futuro sostenible. Pero el objetivo ha de ser llegar a extender los cambios de actitud y comportamiento al conjunto de actividades que como consumidores, profesionales y ciudadanos podemos realizar (Vilches, Praia y Gil-Pérez, 2008).
 El Premio Goldman, también conocido como “Premio Nobel Verde” viene a destacar anualmente la labor de ecologistas de base en defensa del medio y, en particular, en la protección de ecosistemas y espacios en peligro, contribuyendo así a la creación de un clima social de implicación en la construcción de un futuro sostenible.



        3.    CRECIMIENTO ECONÓMICO Y SOSTENIBILIDAD

Cabe reconocer que este extraordinario crecimiento produjo importantes avances sociales. Baste señalar que la esperanza de vida en el mundo pasó de 47 años en 1950 a 64 años en 1995. Ésa es una de las razones, sin duda, por la que la mayoría de los responsables políticos, movimientos sindicales, etc., parecen apostar por la continuación de ese crecimiento. Una mejor dieta alimenticia, por ejemplo, se logró aumentando la producción agrícola, las capturas pesqueras, etc. Y los mayores niveles de alfabetización, por poner otro ejemplo, estuvieron acompañados, entre otros factores, por la multiplicación del consumo de papel y, por tanto, de madera… Éstas y otras mejoras han exigido, en definitiva, un enorme crecimiento económico, pese a estar lejos de haber alcanzado a la mayoría de la población.

los indicadores económicos como la producción o la inversión han sido, durante años, sistemáticamente positivos, los indicadores ambientales resultaban cada vez más negativos, mostrando una contaminación sin fronteras y un cambio climático que degradan los ecosistemas y amenazan la biodiversidad y la propia supervivencia de la especie humana. Y pronto estudios como los de Meadows sobre “Los límites del crecimiento” (Meadows et al., 1972; Meadows, Meadows y Randers, 1992; Meadows, Randers y Meadows, 2006) establecieron la estrecha vinculación entre ambos indicadores, lo que cuestiona la posibilidad de un crecimiento sostenido.

Pero lo que no puede continuar es un crecimiento económico que conlleva un insostenible impacto ambiental, cuyo origen antrópico está fuera de toda duda, pero que hasta aquí no ha sido tomado seriamente en consideración, aunque hayan surgido ya propuestas de crecimiento cero e incluso de decrecimiento y se hable de “a-crecimiento” (Latouche, 2008). Más aún, se precisan urgentes medidas correctoras que pongan fin al proceso de degradación. La grave crisis financiera y económica que el conjunto del planeta está viviendo actualmente aparece como una seria advertencia de la necesidad y urgencia de dichas medidas, pero constituye también, como ha señalado el Secretario General de Naciones Unidas Ban Ki-Moon, una oportunidad para impulsar un desarrollo auténticamente sostenible, una economía verde, fuente de empleos verdes –asociados a recursos de energía limpios y renovables– que desplace a la economía “marrón”, basada en el uso de combustibles fósiles: «En un momento en que el desempleo está creciendo en muchos países, necesitamos nuevos empleos. En un momento en que la pobreza amenaza con afectar a cientos de millones de personas, especialmente en las partes menos desarrolladas del mundo, necesitamos una promesa de prosperidad; esta posibilidad está al alcance de nuestra mano». Con ese objetivo el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) ha lanzado un plan para reanimar la economía global al mismo tiempo que, como señala Ban Ki-Moon, «se enfrenta el desafío definitorio de nuestra época: el cambio climático».


  
         4.    CRECIMIENTO DEMOGRÁFICO

Dada la frecuente resistencia a aceptar que el crecimiento demográfico representa hoy un grave problema (Vilches y Gil, 2003), conviene proporcionar algunos datos acerca del mismo que permitan valorar su papel, junto al hiperconsumo de una quinta parte de la humanidad, en el actual crecimiento no sustentable y situación de auténtica emergencia planetaria (Comisión Mundial del Medio Ambiente y del Desarrollo, 1988; Ehrlich y Ehrlich, 1994; Brown y Mitchell, 1998; Folch, 1998; Sartori y Mazzoleni, 2003; Diamond, 2006).
A lo largo del siglo 20 la población se ha más que cuadruplicado. Y aunque se ha producido un descenso en la tasa de crecimiento de la población, ésta sigue aumentando en unos 80 millones cada año, por lo que puede duplicarse de nuevo en pocas décadas.

El problema demográfico es el problema más grave al que se enfrenta la humanidad, dada la enorme diferencia de tiempo que transcurre entre el inicio de un programa adecuado y el comienzo del descenso de la población». Y aunque se puede discrepar de que constituya «el problema más grave», sí cabe reconocer que «se superponen los dos factores que están asociados de forma permanente e indisoluble al impacto de la humanidad sobre el ambiente: de un lado, el derroche de los más ricos, y de otro, el enorme tamaño de la población mundial.
Por otro lado, las predicciones más optimistas no consideran que la población pueda bajar de 9000 millones a mitad del siglo XXI. Hay muchos programas de planificación familiar en el mundo, pero funcionan mejor en aquellos países en que la renta está más justamente repartida que en los que no lo está. 

Esos programas se han visto más eficaces cuando van dirigidos a las mujeres y cuando plantean mejorar los niveles sanitarios y de educación de las mujeres en esos países más pobres. Sin la participación plena de las mujeres en los programas de planificación familiar no habrá un desarrollo equilibrado en los países con índices de crecimiento elevado. En palabras del Nobel de Economía Amartya Sen: «El desarrollo económico puede distar de ser el mejor anticonceptivo, pero el desarrollo social –especialmente la educación y el empleo femeninos– puede ser muy eficaz». Esto lo señala en su libro Desarrollo y Libertad (Sen, 1999) al plantear su preocupación por la tasa de crecimiento de la población mundial y la necesidad de soluciones para el control de la natalidad y el logro de una paternidad y maternidad responsables.


          5.    TECNOCIENCIA PARA LA SOSTENIBILIDAD

Cuando se plantea la contribución de la tecnociencia a la sostenibilidad, la primera consideración que es preciso hacer es cuestionar cualquier expectativa de encontrar soluciones puramente tecnológicas a los problemas a los que se enfrenta hoy la humanidad. Pero, del mismo modo, hay que cuestionar los movimientos anti-ciencia que descargan sobre la tecnociencia la responsabilidad absoluta de la situación actual de deterioro creciente. Muchos de los peligros que se suelen asociar al “desarrollo científico y tecnológico” han puesto en el centro del debate la cuestión de la “sociedad del riesgo”, según la cual, como consecuencia de dichos desarrollos tecnocientíficos actuales, crece cada día la posibilidad de que se produzcan daños que afecten a una buena parte de la humanidad y que nos enfrentan a decisiones cada vez más arriesgadas.

Es preciso, sin embargo, analizar con cuidado las medidas tecnocientíficas propuestas y sus posibles riesgos, para que las aparentes soluciones no generen problemas más graves, como ha sucedido ya tantas veces. Pensemos, por ejemplo, en la revolución agrícola que, tras la Segunda Guerra Mundial, incrementó notablemente la producción gracias a los fertilizantes y pesticidas químicos como el DDT. Se pudo así satisfacer las necesidades de alimentos de una población mundial que experimentaba un rápido crecimiento... pero sus efectos perniciosos (pérdida de biodiversidad, cáncer, malformaciones congénitas...) fueron denunciados ya a finales de los 50 por Rachel Carson (1980). Y pese a que Carson fue inicialmente criticada como “contraria al progreso”, el DDT y otros “Contaminantes Orgánicos Persistentes” (COP) han debido ser finalmente prohibidos como venenos muy peligrosos, aunque, desgraciadamente, todavía no en todos los países. Un debate similar está teniendo lugar hoy en día en torno al uso de los transgénicos (ver Biodiversidad) o de las nanotecnologías, portadoras de muchas más esperanzas que todas las tecnologías hasta hoy conocidas (con extraordinarias aplicaciones informáticas, médicas, industriales, ambientales…), pero también de los mayores peligros.


Conviene, pues, reflexionar acerca de algunas de las características fundamentales que deben poseer las medidas tecnológicas para hacer frente a la situación de emergencia planetaria. Según (Daly, 1997) es preciso que cumplan lo que denomina «principios obvios para el desarrollo sostenible»:
 • Las tasas de recolección no deben superar a las de regeneración (o, para el caso de recursos no renovables, de creación de sustitutos renovables).
 • Las tasas de emisión de residuos deben ser inferiores a las capacidades de asimilación de los ecosistemas a los que se emiten esos residuos.

         6.    REDUCCIÓN DE LA POBREZA

Al abordar el problema de la pobreza extrema se suelen señalar tres hechos que reclaman una atención inmediata: la mortalidad prematura, la desnutrición y el analfabetismo (CMMAD, 1998). Ésa es la razón por la que el PNUD ha introducido el IDH (Índice de Desarrollo Humano) que intenta reflejar el bienestar desde un punto de vista más amplio, contemplando tres dimensiones –longevidad, estudios y nivel de vida– y que se ha convertido en un instrumento para evaluar los diferentes  entre países. Y toda esta problemática hay que contemplarla en su contexto y en su evolución: esa terrible pobreza se produce mientras parte del planeta asiste a un espectacular crecimiento económico. Es decir, estamos ante una pobreza que coexiste con una riqueza en aumento, de forma que en los últimos 40 años –señala el mismo informe del Banco Mundial– se han duplicado las diferencias entre los 20 países más ricos y los 20 más pobres del planeta. «Si no actuamos ahora las desigualdades serán gigantescas en los próximos años», expresaba con preocupación en 1997 el presidente del Banco Mundial, señalando el peligro de que la pobreza acabe estallando «como una bomba de relojería». Y no se trata únicamente de desequilibrios entre países: es preciso salir también al paso de las fuertes discriminaciones y segregación social que se dan en el seno de una misma sociedad y, muy en particular, de las que afectan a las mujeres en la mayor parte del planeta (ver Igualdad de género).

La reducción de la pobreza y la universalización de los Derechos Humanos se convierten así en una necesidad absoluta para la supervivencia de la especie humana y aunque sólo sea por egoísmo inteligente es preciso actuar, porque la prosperidad de un reducido número de países no puede durar si se enfrenta a la extrema pobreza de la mayoría (Folch, 1998; Mayor Zaragoza, 2000; Vilches y Gil, 2003; Sachs, 2005). Las sociedades del bienestar, nos recuerda Mayor Zaragoza, no podrán mantener permanentemente lejos de sus fronteras las inmensas bolsas de miseria y se generarán focos de inmigración imparables (ver Conflictos y violencias). Como señala Yunus (2005), la pobreza es una creación de los seres humanos y, en consecuencia, ellos son quienes tienen capacidad y posibilidad de solucionarla.

Esta pobreza extrema está vinculada al conjunto de problemas que caracterizan la situación de emergencia planetaria, desde la degradación de los ecosistemas o el agotamiento de los recursos a la explosión demográfica y se traduce en enfermedades, hambre literal y, en definitiva, en baja esperanza de vida.


       7.    IGUALDAD DE GÉNERO

Hablar de igualdad de sexos o, como es más frecuentemente aceptado, de igualdad de género, es referirse a un objetivo contra una realidad de discriminaciones y segregación social. «Una de las más frecuentas y silenciosas formas de violación de los derechos humanos es la violencia de género», señala el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD). «Éste es un problema universal, pero para comprender mejor los patrones y sus causas, y por lo tanto eliminarlos, conviene partir del conocimiento de las particularidades históricas y socioculturales de cada contexto específico.

La erradicación de la discriminación de las mujeres entronca así con los objetivos de la educación para la sostenibilidad, de la reducción de la pobreza y, en definitiva, de la universalización de los derechos humanos. Así se señala en los objetivos del Milenio: «El tercer objetivo de Desarrollo del Milenio desafía la discriminación contra la mujer y busca asegurar que las niñas, como los niños, tengan el derecho a la escolarización. Los indicadores relacionados con este objetivo buscan medir el progreso hacia la mayor alfabetización de la mujer, hacia la mayor participación y representación de ésta en la política y en la toma de decisiones de los Estados y hacia la mejora de las perspectivas de empleo. Así y con todo, el tema de la igualdad de género no se limita a un solo objetivo sino que se aplica a todos ellos.

Como señala el Observatorio de Igualdad de Género de América Latina y el Caribe de Naciones Unidas (CEPAL): “La autonomía de las mujeres en la vida privada y pública es fundamental para garantizar el ejercicio de sus derechos humanos. La capacidad para generar ingresos propios y controlar activos y recursos (autonomía económica), el control sobre su cuerpo (autonomía física), y su plena participación en las decisiones que afectan a sus vidas y a su colectividad (autonomía en la toma de decisiones), son los tres pilares de la igualdad de género y de una ciudadanía paritaria” (http://www. cepal.org/oig/).

Insistiremos tan solo, para terminar, en que la superación de las discriminaciones de género, la extensión (por supuesto inacabada) de derechos a esa mitad del género humano que constituyen las mujeres, no supone “acabar con los privilegios de los hombres”, como si para que unos ganen otros hayan de perder... El resultado no es ése y hay que afirmarlo con claridad: la extensión de derechos beneficia a todos. Jamás una extensión de derechos a nuevas capas se ha traducido, a medio y largo plazo, en perjuicio de nadie. En cambio los “privilegios”, es decir, los desequilibrios, son siempre causa de conflictos destructivos e insostenibles, mientras que los avances hacia la universalización de los derechos se traducen en la potenciación de la creatividad de nuevos colectivos, lo que acaba favoreciendo un desarrollo más armónico y sostenible, beneficioso para todos.


       8.    CONTAMINACIÓN SIN FRONTERAS

El problema de la contaminación es uno de los primeros que nos suele venir a la mente cuando pensamos en la situación del mundo, puesto que la contaminación ambiental hoy no conoce fronteras y afecta a todo el planeta. Eso lo expresó muy claramente el ex presidente de la República Checa, Vaclav Havel, hablando de Chernobyl: «una radioactividad que ignora fronteras nacionales nos recuerda que vivimos –por primera vez en la historia– en una civilización interconectada que envuelve el planeta. Cualquier cosa que ocurra en un lugar puede, para bien o para mal, afectarnos a todos».

La mayoría de los ciudadanos percibimos ese carácter global del problema de la contaminación; por eso nos referimos a ella como uno de los principales problemas del planeta. Pero conviene hacer un esfuerzo por concretar y abordar de una forma más precisa las distintas formas de contaminación y sus consecuencias. No basta, en efecto, con referirse genéricamente a la contaminación del aire (debida a procesos industriales que no depuran las emisiones, a los sistemas de calefacción y al transporte, etc.), de los suelos (por almacenamiento de sustancias sólidas peligrosas: radiactivas, metales pesados, plásticos no biodegradables…) y de las aguas superficiales y subterráneas (por los vertidos sin depurar de líquidos contaminantes, de origen industrial, urbano y agrícola, las “mareas negras”, y también, de nuevo, los plásticos, cuyas bolsas han “colonizado” todos los mares, provocando la muerte por ahogamiento de tortugas y grandes peces y dando lugar a inmensas islas flotantes, etc.).

En ocasiones se habla de “sopa química” para hacer referencia a esta plétora de productos de síntesis en la que vivimos sumergidos. Se contribuye así al estereotipo que ve a la química -y por extensión a toda la ciencia- como responsable de lo “artificial” y peligroso frente a lo “natural” y saludable. Una vez más hemos de llamar la atención contra estas concepciones simplistas e insistir en que hoy la ciencia y la tecnología lo impregnan todo y es casi imposible encontrar algo, sea bueno o malo, en lo que no estén jugando un papel. La lista de contribuciones de la tecnociencia –y en particular de la química- al bienestar humano sería al menos igualmente larga que la de sus efectos negativos. De hecho podemos hablar de una potente corriente de química para la sostenibilidad, conocida como “Química verde” y también como “Química sostenible” o “Química sustentable”, que estudia, entre otras cosas, cómo mitigar y prevenir la contaminación y cómo contribuir a la eficiencia de los procesos y que ya cuenta con numerosas realizaciones. Algo en lo que la Química no está sola, sino que impregna todo un movimiento de “Responsabilidad de la tecnociencia”.

De entre los muchos ejemplos, debemos referirnos a otras graves formas de contaminación como la que suponen las dioxinas, sustancias cancerígenas que se producen, por ejemplo, al incinerar residuos sólidos urbanos y “resolver” así el problema que plantea su acumulación, sin proceder a los necesarios estudios de impacto. Y lo mismo ha ocurrido al pretender resolver el problema de los despojos animales reutilizándolos en forma de piensos (harinas cárnicas) que han terminado generando el problema mucho mayor de las “vacas locas”, obligando a sacrificar millones de cabezas de ganado.

      9.    CONSUMO RESPONSABLE

Hablar de consumo responsable es plantear el problema del “hiperconsumo” de las sociedades “desarrolladas” y de los grupos poderosos de cualquier sociedad, que sigue creciendo como si las capacidades de la Tierra fueran infinitas (Daly, 1997; Brown y Mitchell, 1998; Folch, 1998; García, 1999). Baste señalar que los 20 países más ricos del mundo han consumido en este siglo más naturaleza, es decir, más materia prima y recursos energéticos no renovables, que toda la humanidad a lo largo de su historia y prehistoria.

Si se evalúa todo lo que un día usamos los ciudadanos de países desarrollados en nuestras casas (electricidad, calefacción, agua, electrodomésticos, muebles, ropa, etc., etc.) y los recursos utilizados en transporte, salud, protección, ocio… el resultado muestra cantidades ingentes. En estos países, con una cuarta parte de la población mundial, consumimos entre el 50 y el 90% de los recursos de la Tierra y generamos las dos terceras partes de las emisiones de dióxido de carbono. Sus fábricas, vehículos, sistemas de calefacción… originan la mayoría de desperdicios tóxicos del mundo, las tres cuartas partes de los óxidos que causan la lluvia ácida; sus centrales nucleares más del 95% de los residuos radiactivos del mundo. Un habitante de estos países consume, por término medio, tres veces más cantidad de agua, diez veces más de energía, por ejemplo, que uno de un país pobre. Se trata de un consumo de recursos materiales y energéticos muy superior al aparente o visible, que constituye apenas la punta del iceberg, según muestran los estudios de la “mochila ecológica”, que indica la cantidad de materiales que se suman durante todo el ciclo de vida del producto. Así, por ejemplo, una bandeja de cobre de 1.5 kg tiene una mochila ecológica superior a la media tonelada. Y este elevado consumo se traduce en consecuencias gravísimas para el medio ambiente de todos, incluido el de los países más pobres, que apenas consumen.

En conclusión, es preciso evitar el consumo de productos que dañan al medio ambiente por su alto impacto ambiental, es preciso ejercer un consumo más responsable, más basado en los productos locales -como preconizan, por ejemplo, el “Local Food Movement” o el movimiento “slow”- en la agricultura agroecológica, etc. Un consumo alejado de la publicidad agresiva que nos empuja a adquirir productos inútiles o exóticos y que a menudo se viste engañosamente de verde (incurriendo en lo que se ha denominado “Greenwashing”). Es preciso, además, ajustar ese consumo a las reglas del comercio justo, que implica producir y comprar productos con garantía de que han sido obtenidos con procedimientos sostenibles, respetuosos con el medio y con las personas... Corrientes como “Nueva cultura del agua”, “Nueva cultura energética”, “Nueva cultura de la movilidad” o “Nueva cultura urbana”, expresan la necesidad y posibilidad de estos cambios en los patrones de consumo y gestión de los recursos. Pero aunque todo esto es necesario, no es suficiente para sentar las bases de un futuro sostenible. Es necesario también abordar otros problemas relacionados como el crecimiento realmente explosivo que ha experimentado en muy pocas décadas el número de seres humanos.


                      10. TURISMO SOSTENIBLE


La problemática del turismo está estrechamente ligada a la del consumo responsable, porque al igual que muchas de las cosas que hacen posible nuestro trabajo, o que dan sentido a nuestras vidas, hacer turismo exige consumo. Para gozar de la biodiversidad, por ejemplo, hemos de desplazarnos y consumir energía.


Los datos acerca de las consecuencias del turismo son contradictorios. Por una parte tenemos claras repercusiones positivas: creación de empleo, incremento de ingresos económicos, evitación de migraciones por falta de trabajo, mejora del nivel cultural de la población local y apertura a costumbres más libres, intercambios culturales en ambos sentidos, de modos de vida, sensibilización de turistas y población local hacia el medio ambiente, etc. Por otra parte están las consecuencias negativas, tan importantes como las anteriores: incremento en el consumo de suelo, agua, energía, destrucción de paisajes, aumento de la producción de residuos y aguas residuales, alteración de los ecosistemas, introducción de especies exóticas de animales y plantas, inducción de flujos de población hacia poblaciones turísticas, aumento de incendios forestales, tráfico de personas y drogas, etc.

Esta definición de turismo sostenible (turismo responsable, ecoturismo, turismo “slow”…), se ha traducido en la consideración de una serie de requisitos que la OMT (1994) considera fundamentales para la implantación de la Agenda 21 en los centros turísticos:

• La minimización de los residuos.
• Conservación y gestión de la energía.
 • Gestión del recurso agua.
• Control de las sustancias peligrosas.
• Transportes.
• Planeamiento urbanístico y gestión del suelo.
• Compromiso medioambiental de los políticos y de los ciudadanos.
• Diseño de programas para la sostenibilidad.
• Colaboración para el desarrollo turístico sostenible.

En definitiva, empieza a crecer una demanda de turismo respetuoso con el medio y con las personas, que se ajusta a los requisitos de la “Nueva cultura” (de la movilidad, energética, urbana, del agua…) y que apuesta, consiguientemente, por reducir al máximo las emisiones contaminantes que genera el viaje, por valorar más los pequeños hoteles locales a las grandes cadenas hoteleras, por contribuir con ecotasas a la protección de la zona en vez de buscar los precios más bajos a costa de la explotación de los trabajadores y la degradación del medio.


           11.  DERECHOS HUMANOS




El logro de la sostenibilidad aparece hoy indisolublemente asociado a la necesidad de universalización y ampliación de los derechos humanos. Sin embargo, esta vinculación tan directa entre superación de los problemas que amenazan la supervivencia de la vida en el planeta y la universalización de los derechos humanos suele producir extrañeza y dista mucho de ser aceptado con facilidad. Conviene, por ello, detenerse mínimamente en lo que se entiende hoy por Derechos Humanos, un concepto que ha ido ampliándose hasta contemplar tres “generaciones” de derechos (Vercher, 1998) que constituyen, como ha sido señalado, requisitos básicos de un desarrollo sostenible, de una cultura de la sostenibilidad que permita hacer frente a la actual situación de emergencia planetaria.

Si queremos avanzar hacia la sostenibilidad de las sociedades, hacia el logro de una democracia planetaria o cosmopolita, será necesario reconocer y garantizar otros derechos, además de los civiles y políticos, que aunque constituyen un requisito imprescindible son insuficientes. Nos referimos a la necesidad de contemplar también la universalización de los derechos económicos, sociales y culturales, o “Derechos humanos de segunda generación” (Vercher, 1998), reconocidos bastante después de los derechos políticos. Hubo que esperar a la Declaración Universal de 1948 para verlos recogidos y mucho más para que se empezara a prestarles una atención efectiva. Entre estos derechos podemos destacar:

• Derecho universal a un trabajo satisfactorio, a un salario justo, superando las situaciones de precariedad e inseguridad, próximas a la esclavitud, a las que se ven sometidos centenares de millones de seres humanos (de los que más de 250 millones son niños).
• Derecho a una vivienda adecuada en un entorno digno, es decir, en poblaciones de dimensiones humanas, levantadas en lugares idóneos –con una adecuada planificación que evite la destrucción de terrenos productivos, las barreras arquitectónicas, etc.– y que se constituyan en foros de participación y creatividad.
• Derecho universal a una alimentación adecuada, tanto desde un punto de vista cuantitativo (desnutrición de miles de millones de personas) como cualitativo (dietas desequilibradas) lo que dirige la atención a nuevas tecnologías de producción agrícola.
• Derecho universal a la salud. Ello exige recursos e investigaciones para luchar contra las enfermedades infecciosas que hacen estragos en amplios sectores de la población del tercer mundo (cólera, malaria...) y contra las nuevas enfermedades “industriales” (tumores, depresiones...) y “conductuales”, como el SIDA. Es preciso igualmente una educación que promueva hábitos saludables, el reconocimiento del derecho al descanso, el respeto y solidaridad con las minorías que presentan algún tipo de dificultad, etc.
• Derecho a la planificación familiar, es decir, a una maternidad y paternidad responsable, y al libre disfrute de la sexualidad, que no conculque la libertad de otras personas, sin las barreras religiosas y culturales que, por ejemplo, condenan a millones de mujeres al sometimiento.
 • Derecho a una educación de calidad, espaciada a lo largo de toda la vida, sin limitaciones de origen étnico, de género, etc., que genere actitudes responsables y haga posible la participación en la toma fundamentada de decisiones.
• Derecho a la cultura, en su más amplio sentido, como eje vertebrador de un desarrollo personal y colectivo estimulante y enriquecedor.
• Reconocimiento del derecho a investigar todo tipo de problemas (origen de la vida, manipulación genética...) sin limitaciones ideológicas, pero tomando en consideración sus implicaciones sociales y sobre el medio y ejerciendo un control social que evite la aplicación apresurada, guiada por intereses a corto plazo, de tecnologías insuficientemente contrastadas, que pueden afectar, como tantas veces ha ocurrido, a la sostenibilidad. Se trata, pues, de completar el derecho a investigar con la aplicación del llamado Principio de Precaución.

              12. DIVERSIDAD CULTURAL

El tratamiento de la diversidad cultural puede concebirse, en principio, como continuación de lo visto en el apartado dedicado a la biodiversidad, en cuanto extiende la preocupación por la pérdida de biodiversidad al ámbito cultural. La pregunta que se hace Maaluf (1999) expresa muy claramente esta vinculación: «¿Por qué habríamos de preocuparnos menos por la diversidad de culturas humanas que por la diversidad de especies animales o vegetales? Ese deseo nuestro, tan legítimo, de conservar el entorno natural, ¿no deberíamos extenderlo también al entorno humano?». Pero decimos en principio, porque es preciso desconfiar del “biologismo”, es decir, de los intentos de extender a los procesos socioculturales las leyes de los procesos biológicos. Son intentos frecuentemente simplistas y absolutamente inaceptables, como muestran, por ejemplo, las referencias a la selección natural para interpretar y justificar el éxito o fracaso de las personas en la vida social.

Pero las ventajas de la diversidad cultural no se reducen a las de la pluralidad lingüística. Es fácil mostrar que la diversidad de las contribuciones que los distintos pueblos han hecho en cualquier aspecto (agricultura, la cocina, la música…) constituye una riqueza para toda la humanidad.

Hay que señalar esto con mucho énfasis, porque es fácil caer en analogías biologicistas y pensar que la solución para la diversidad cultural está en el aislamiento, en “evitar las contaminaciones”. La puesta en contacto de culturas diferentes puede traducirse (y a menudo así ha sucedido, lamentablemente) en la hegemonía de una de esas culturas y la destrucción de otras; pero también es cierto el frecuente efecto fecundador, generador de novedad, del mestizaje cultural, con creación de nuevas formas que hacen saltar normas y “verdades” que eran consideradas “eternas e incuestionables” por la misma ausencia de alternativas. El aislamiento absoluto, a lo “talibán”, no genera diversidad, sino empobrecimiento cultural.


        13. CAMBIO CLIMÁTICO

La alerta ante la influencia de las acciones humanas en la evolución del clima comienza a cobrar fuerza a finales de los años sesenta con el establecimiento del Programa Mundial de Investigación Atmosférica, si bien las primeras decisiones políticas en torno a dicho problema se adoptan en 1972, en la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Medio Ambiente Humano (CNUMAH). En dicha Conferencia, se propusieron actuaciones para mejorar la comprensión de las causas que estuvieran pudiendo provocar un posible cambio climático. Ello dio lugar en 1979 a la convocatoria de la Primera Conferencia Mundial sobre el Clima.

Los resultados de estos análisis son realmente preocupantes: la proporción de CO2 en la atmósfera, por ejemplo, para cuya medida se ha introducido el concepto de “huella de carbono”, ha aumentado de forma acelerada en las últimas décadas, provocando un notable incremento del efecto invernadero (Balairón, 2005). Y, antes de referirnos a las causas de este alarmante fenómeno, es preciso salir al paso del frecuente error que supone hablar negativamente del efecto invernadero. Gracias a que hay gases “de efecto invernadero” en la composición de la atmósfera (dióxido de carbono, vapor de agua, óxido de nitrógeno, metano…) la energía solar absorbida por el suelo y las aguas no es total e inmediatamente irradiada al espacio al dejar de ser iluminados, sino que la atmósfera actúa como las paredes de vidrio de los invernaderos y, de este modo, la temperatura media de la Tierra se mantiene en torno a los 15º C. Así se logra un balance energético natural que evita tremendas oscilaciones de temperatura, incompatibles con las formas de vida que conocemos.

El problema no está, pues, en el efecto invernadero, sino en la alteración de los equilibrios existentes, en el incremento de los gases que producen el efecto invernadero, debido fundamentalmente a la emisión creciente de CO2 que se produce al quemar combustibles fósiles como carbón o petróleo, sin olvidar que hay otros gases, como el metano, óxido nitroso, clorofluorcarbonos, hidrofluorcarbonos, vapor de agua y el ozono, que contribuyen también a ese efecto y las emisiones de la mayoría de ellos crecen cada año provocando lo que deberíamos denominar, como se hace en francés, “recalentamiento climático” (Bovet et al., 2008, pp. 44-45), puesto que el problema no reside en el que la atmósfera esté caliente, sino en que se calienta demasiado.

                14. BIODIVERSIDAD




Es preciso reflexionar acerca de la importancia de la biodiversidad y de los peligros a que está sometida en la actualidad a causa del actual crecimiento insostenible, guiado por intereses particulares a corto plazo y sus consecuencias: una contaminación sin fronteras, el cambio climático, la degradación ambiental..., que dibujan una situación de emergencia planetaria.

 Para algunos, la creciente preocupación por la pérdida de biodiversidad es exagerada y aducen que las extinciones constituyen un hecho regular en la historia de la vida: se sabe que han existido miles de millones de especies desde los primeros seres pluricelulares y que el 99% de ellas ha desaparecido.
Pero la preocupación no viene por el hecho de que desaparezca alguna especie, sino porque se teme que estamos asistiendo a una masiva extinción (Duarte Santos, 2007) como las otras cinco que, según Lewin (1997), se han dado a lo largo de la evolución de la vida, como la que dio lugar a la desaparición de los dinosaurios. Y esas extinciones han constituido auténticos cataclismos. Lo que preocupa, pues, y muy seriamente, es la posibilidad de provocar una catástrofe que arrastre a la propia especie humana (Diamond, 2006). Según Delibes de Castro, «diferentes cálculos permiten estimar que se extinguen entre diez mil y cincuenta mil especies por año. Yo suelo citar a Edward Wilson, uno de los ‘inventores’ de la palabra biodiversidad, que dice que anualmente desaparecen veintisiete mil especies, lo que supone setenta y dos diarias y tres cada hora (…) una cifra fácil de retener. Eso puede representar la pérdida, cada año, del uno por mil de todas las especies vivientes. A ese ritmo, en mil años no quedaría ninguna (incluidos nosotros)» (Delibes y Delibes, 2005). En la misma dirección, Folch (1998) habla de una homeostasis planetaria en peligro, es decir, de un equilibrio de la biosfera que puede derrumbarse si seguimos arrancándole eslabones: «La naturaleza es diversa por definición y por necesidad. Por eso, la biodiversidad es la mejor expresión de su lógica y, a la par, la garantía de su éxito». Es muy esclarecedor el ejemplo que da acerca de las vides: de no haber existido las variedades espontáneas de vid americana, ahora hace un siglo la uva y el vino hubieran desaparecido en el mundo, debido a que la filoxera «liquidó hasta la última cepa de las variedades europeas, incapaces de hacerle frente». Comprometerse con el respeto de la biodiversidad biológica, concluye Folch, constituye una medida de elemental prudencia.

Iniciativas de protección y buen uso de la biodiversidad, de los valores ambientales, como las asociadas a la “Custodia del territorio” (Land stewardship) (estrategias e instrumentos que buscan la conservación de los valores naturales, culturales y paisajísticos de una zona determinada), convenios y acuerdos internacionales de protección de especies de fauna y flora, en contra del comercio internacional de especies amenazadas, etc., etc., que deben ser impulsadas con urgencia.



            15. URBANIZACIÓN SOSTENIBLE

La palabra ciudadano se ha convertido casi en sinónimo de ser humano… hablamos de civismo, de educar en la ciudadanía, de derechos y deberes de los ciudadanos… la ciudadanía y, por tanto, la ciudad, aparecen como una conquista clave de los seres humanos. Y en ese sentido, tan ciudadanos son los habitantes de una gran ciudad como los de una pequeña población rural. Pero sabemos que la atracción de las ciudades, del mundo urbano, sobre el mundo rural tiene razones poderosas y en buena parte positivas. Como afirma Folch, «las poblaciones demasiado pequeñas no tienen la masa crítica necesaria para los servicios deseables». La educación, la sanidad, el acceso a trabajos mejor remunerados, la oferta cultural y de ocio… todo llama hacia la ciudad en busca de un aumento de calidad de vida.

Una población creciente se ve así condenada a vivir en barrios de latas y cartón o, en el mejor de los casos, de cemento, que provocan la destrucción de los terrenos agrícolas más fértiles, junto a los cuales, precisamente, se empezaron a construir las ciudades. Una destrucción que deja a los habitantes de esos barrios en una casi completa desconexión con la naturaleza… O a merced de sus efectos más destructivos cuando, como ocurre muy a menudo, se ocupan zonas susceptibles de sufrir las consecuencias de catástrofes naturales, como los lechos de torrentes o las laderas desprotegidas de montañas desprovistas de su arbolado. Las noticias de casas arrastradas por las aguas o sepultadas por aludes de fango se suceden casi sin interrupción. Esa destrucción ambiental no afecta únicamente al terreno que ocupan las ciudades, sino que cuartea todo el territorio mediante la “inevitable” red de autopistas, que exige masivas deforestaciones, haciendo inviable la supervivencia de muchos animales, introduciendo peligrosas barreras en el curso natural de las aguas y contribuyendo, en definitiva, a la degradación de los ecosistemas.

          16. NUEVA CULTURA DEL AGUA

El agua ha sido considerada comúnmente como un recurso renovable, cuyo uso no se veía limitado por el peligro de agotamiento que afecta, por ejemplo, a los yacimientos minerales. Los textos escolares hablan, precisamente, del “ciclo del agua” que, a través de la evaporación y la lluvia, devuelve el agua a sus fuentes para engrosar los ríos, lagos y acuíferos subterráneos… y vuelta a empezar.

La Comisión Mundial del Agua ha alertado además del drástico descenso de los recursos hídricos provocado también por la degradación ambiental y, muy concretamente, por la deforestación y la pérdida de nieves perpetuas fruto del cambio climático: la lluvia ya no es retenida por la masa boscosa, ni tampoco en forma de nieve, lo que favorece la erosión y desertización. En el 2000 las reservas de agua en África eran la cuarta parte de las que existían medio siglo antes y en Asia y en América Latina un tercio y siguen disminuyendo mientras crecen la desertización y las prolongadas sequías. Y denuncia que 1200 millones de personas carecen de agua potable, mientras que a 3000 millones les falta agua para lavarse y no tienen un sistema de saneamiento aceptable

                     17. AGOTAMIENTO DE RECURSOS

El agotamiento de muchos recursos vitales para nuestra especie –a consecuencia de su dilapidación o de su destrucción, fruto de comportamientos consciente o inconscientemente depredadores orientados por la búsqueda de beneficios particulares a corto plazo– constituye uno de los más preocupantes problemas de la actual situación de emergencia planetaria.

Dicho con otras palabras: nos enfrentamos a un grave problema de agotamiento de recursos esenciales a pesar de que la mayoría de los seres humanos tienen un reducido acceso a los mismos. Un agotamiento de recursos que ha jugado un papel determinante, aunque no exclusivo, en el colapso de pasadas civilizaciones y que ahora amenaza con conducir <<al colapso de la sociedad mundial en su conjunto>>

Naturalmente resulta difícil predecir con precisión cuánto tiempo podremos seguir disponiendo de petróleo, carbón o gas natural. La respuesta depende de las reservas estimadas y del ritmo de consumo mundial. Y ambas cosas están sujetas a variaciones: se siguen realizando prospecciones en busca de nuevos yacimientos e incluso se está volviendo a extraer petróleo de yacimientos que hace tiempo fueron abandonados como no rentables.

Esta disminución de los bosques, particularmente grave en el caso de las selvas tropicales, no sólo incrementa el efecto invernadero, al reducirse la absorción del dióxido de carbono (ver cambio climático) sino que, además, agrava el descenso de los recursos hídricos: a medida que la cubierta forestal mengua, aumenta lógicamente la escorrentía de la lluvia, lo que favorece las inundaciones, la erosión del suelo y reduce la cantidad que se filtra en la tierra para recargar los acuíferos.
En definitiva, el peligro de agotamiento de recursos y de transformación antrópica de los ecosistemas, debidos a nuestras formas de vida, es realmente muy elevado y exige la urgente adopción de medidas de ahorro.

               18. GOBERNANZA UNIVERSAL

Vivimos una grave situación de emergencia planetaria que obliga a pensar en un complejo entramado de medidas, tecnológicas, educativas y políticas, cada una de las cuales tiene carácter de condumio sine qua no, sin que ninguna de ellas, por sí sola, pueda resultar efectiva, pero cuya ausencia puede anular el efecto de las que sí se apliquen: se ha comprendido, en efecto, que no basta con plantear tecnologías para la sostenibilidad o una educación para la sostenibilidad; son precisas igualmente medidas políticas que garanticen las auditorías ambientales, la protección de la diversidad biológica y cultural, la promoción de tecnologías sostenibles mediante políticas de I + D y una fiscalidad verde que penalice los consumos y actuaciones contaminantes, etc…

La expresión “globalidad responsable”, que fue el lema del Foro Económico Mundial de 1999, suponía el reconocimiento, por parte de los líderes de la economía mundial, de la ausencia de control o la irresponsabilidad con que se estaba desarrollando el proceso de “globalización”. Por ello, frente a este foro predominantemente económico, ha surgido el Foro Social Mundial en Porto Alegre, a favor de una mundialización real que defiende la existencia de instituciones democráticas a nivel planetario, capaces de gestionar los bienes públicos globales, patrimonio común de la humanidad, y de evitar su destrucción por quienes solo velan por sus intereses a corto plazo.

Pero el funcionamiento ha de ser también plenamente democrático a nivel local. Podemos destacar en ese sentido la experiencia de Porto Alegre, una ciudad que aparece hoy como un modelo de gestión local, con un equipo de gobierno que ha logrado, con su espléndida idea de “presupuestos participativos”, hacer intervenir directamente a los ciudadanos y ciudadanas en la elaboración de los presupuestos de la ciudad y, por tanto, en la elección de prioridades. Esta intervención ciudadana se ve hoy favorecida por Internet y, en general, las TIC, que permiten una difusión global y una conectividad constante que debe ser aprovechada críticamente.

                 19. DESERTIZACIÓN

Los problemas que caracterizan la situación del mundo –contaminación sin fronteras, acelerado proceso de urbanización, agotamiento de recursos naturales, etc.– están estrechamente relacionados y se potencian mutuamente en una especie de “espiral infernal” que está alterando profundamente el planeta en que vivimos. Es necesario, por tanto, considerar los efectos glocales (a la vez globales y locales) de esas alteraciones que se están produciendo, para completar así un primer diagnóstico de los problemas del planeta.

Conviene plantearse este proceso de degradación para comprender la gravedad de una situación a la que hemos llegado, porque, durante demasiado tiempo, las prioridades de los seres humanos se han centrado en lo que podemos tomar de la naturaleza, sin preocuparnos del impacto de nuestras acciones. Estamos utilizando los recursos a un ritmo superior al de su regeneración (¡cuando son regenerables!) y estamos produciendo desechos a mayor ritmo que el de su absorción (¡cuando son absorbibles!). Es necesario puntualizar, sin embargo, que esto es algo que los seres humanos, en general, hemos hecho siempre: durante milenios hemos tomado todo lo que hemos podido de una naturaleza que parecía ilimitada, sin preocuparnos por los efectos de nuestras acciones. Siempre había nuevas fronteras para conquistar, nuevas tierras vírgenes. Pero este proceso se ha acelerado tremendamente en los dos últimos siglos y la naturaleza ha terminado por pasar factura de los excesos cometidos con ella.

La desertización, por otro lado, afecta a su vez a la salud, evidenciando de nuevo esa compleja interacción de los problemas a la que venimos haciendo referencia. Así, la Organización Mundial de la Salud (OMS) ha señalado recientemente que la desertización representa una grave amenaza para la salud humana, pues incrementa las enfermedades respiratorias, las infecciosas, las quemaduras, la malnutrición, la inanición…

Esta degradación alcanza a otros aspectos de la biodiversidad del planeta. Es sabido que la creciente explotación intensiva, los incendios, la contaminación, afectan también a las praderas, uno de los tipos de vegetación más extendidos del mundo que cubren casi una quinta parte de la superficie continental de la Tierra: las extensas llanuras de América del Norte, las sabanas de África, las estepas rusas, son ejemplos de estos ecosistemas que sustentan miles de especies diferentes, encima y debajo del suelo, desempeñando un papel crucial en el mantenimiento del equilibrio ecológico del mundo. En este deterioro, se observa que el desierto del Sahara se extiende rápidamente hacia el sur, tragándose cada año kilómetros de praderas degradadas.

           20.REDUCCIÓN DE DESASTRES
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En el Tema de Acción Clave dedicado a la contaminación sin fronteras nos referíamos a las consecuencias catastróficas de algunos “accidentes”, como el que supuso la explosión del reactor nuclear de Chernobyl, auténtico desastre ambiental y humano. Y señalábamos que, a menudo, no se trata de hechos accidentales, sino de auténticas catástrofes anunciadas. Intentaremos fundamentar aquí esta tesis y mostrar su validez general en todo tipo de desastres, incluidos los considerados “naturales”. Sólo esta comprensión nos permitirá hacer frente a los mismos y adoptar medidas efectivas para su reducción.

El recuerdo de algunos ejemplos nos ayudará a comprender la gravedad de este incremento de desastres, que caracteriza la actual situación de emergencia planetaria:
• Los archivos históricos señalan que durante siglos hubo inundaciones del río Yangtze en la provincia china de Hunau uno de cada veinte años, mientras que ahora ¡se repiten 9 de cada 10 años!
• En la zona del Caribe y Centroamérica siempre hubo huracanes, pero en 1998, el huracán Mitch barrió Centroamérica durante más de una semana, dejando más de 10000 muertos. Fue el huracán más devastador de cuantos habían afectado al Atlántico en los últimos 200 años. Después vinieron otros, como el Katrina, de efectos igualmente destructivos y en número siempre en aumento.
• Las olas de calor en la Europa húmeda se repiten a un ritmo desconocido hasta aquí, intercalando sequías e inundaciones.

      21. CONCLICTOS Y VIOLENCIAS

Suele afirmarse que los desequilibrios, las tremendas desigualdades existentes entre los seres humanos, generan conflictos, violencia.

No hay duda acerca de que los desequilibrios extremos son insostenibles y provocarán los conflictos y violencias a los que hacen referencia Mayor Zaragoza o Ramón Folch, pero es preciso señalar que, en realidad, las desigualdades extremas son también violencia (Vilches y Gil, 2003). ¿Qué mayor violencia que dejar morir de hambre a millones de seres humanos, a millones de ni- ños? El mantenimiento de la situación de extrema pobreza en la que viven tantos millones de seres humanos es un acto de violencia permanente (ver Reducción de la pobreza). Una violencia que, es cierto, engendra más violencia, otras formas de violencia:
• Las guerras y carreras armamentistas con sus implicaciones económicas y de sus terribles secuelas para personas y medio…
• El terrorismo en sus muy diversas manifestaciones, que para algunos se ha convertido en “el principal enemigo”, justificando notables incrementos de los presupuestos militares… a expensas de otros capítulos.
• El crimen organizado, las mafias, que trafican con droga, armas, seres humanos... con su presencia creciente en todo el planeta y también con un enorme peso económico, gracias a la corrupción y al blanqueo del dinero negro que es canalizado hacia empresas “respetables”. Los negocios legales e ilegales resultan así perfectamente imbricados y el volumen del comercio asociado a mafias se estima de 2 a 10 millardos de dólares.
 • Las presiones migratorias, con los dramas que conllevan y los rechazos que producen…
• La actividad especuladora de algunas empresas transnacionales que buscan el mayor beneficio propio a corto plazo, desplazando su actividad allí donde los controles ambientales y los derechos de los trabajadores son más débiles, contribuyendo, a menudo con ayuda de la corrupción, del tráfico de capitales y de los paraísos fiscales, al deterioro social y a la destrucción del medio ambiente.
Todas estas formas de violencia están interconectadas entre sí… y con el resto de problemas a los que venimos haciendo referencia: desde el hiperconsumo o la explosión demográfica a la contaminación y degradación de los ecosistemas. Todos se potencian mutuamente y resulta iluso pretender resolver aisladamente cuestiones como el terrorismo o las migraciones incontroladas. Los problemas son globales y las soluciones habrán de serlo también, implicando desde tecnologías para la sostenibilidad, medidas educativas y medidas políticas (ver Gobernanza universal).